MUMA surgió hace siete años con una misión muy clara

por Paola Dávila

El 10 de octubre del 2010 fui invitada por Lucero González para formar parte del Museo de Mujeres Artistas. Es partir de esta fecha, y gracias a diversos proyectos a los que Lucero me ha invitado, que entablamos una relación tanto laboral como afectiva en la que hemos compartido temas comunes: sus procesos, mis procesos, cómo desarrollamos nuestra práctica y de qué manera estamos comprometidas con nuestros proyectos artísticos.
 
En una de estas conversaciones inevitablemente hablamos del MUMA. Recuerdo que al estar trabajando en un proyecto con ella, hablaba sobre su obra reciente y cómo ésta había quedado de lado debido al tiempo dedicado a sacar adelante al MUMA. Mi respuesta inmediata fue: “Lucero, MUMA es tu obra. MUMA es tu propuesta, tu proyecto”.
 
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Paisaje y territorio | Paola Dávila | 2014 | C41 / lightjet


MUMA surgió hace siete años con una misión muy clara: hacer la memoria de las Mujeres Mexicanas en las Artes Visuales a partir del siglo XX.

Esta construcción de la memoria, este gran archivo en constante crecimiento no es sólo original, como alguna vez me dijo la propia Lucero, es único en México. De allí su relevancia. Lucero ha tomado ese espacio vacío, ese lugar que no había sido ocupado por nadie, para construir este archivo, esta pieza archivística, su pieza.

Cómo se lee un archivo. Visto desde la etimología, la palabra archivo viene del griego archerion, que significa lugar donde se guardaban las arcas o también del latín archivum: sitio de resguardo de los documentos públicos. Actualmente entendemos por archivo tanto el edificio que alberga los documentos como el conjunto de fondos documentales producidos por una institución en el desarrollo de su actividad.

Antonia Heredia define el archivo como uno o más conjuntos de documentos, sea cual sea su fecha, soporte, material y forma, acumulados en un proceso natural por una persona o institución pública o privada, en el transcurso de su gestión, conservados con el respeto de aquel orden para servir como testimonio e información para la persona o institución que los produce, para los ciudadanos o para servir de fuente de historia.

Lo primero que llama la atención de esta definición es que el archivo es un conjunto de documentos acumulados de forma natural por una institución en su quehacer diario. En ésta, también se hace referencia a la idea de cómo se forma el archivo, mencionando un proceso natural ordenado en el tiempo.
Heredia también nos habla de la organicidad del conjunto de documentos y hace referencia al servicio, pues esos documentos sirven para algo: el funcionamiento de la institución, el servicio a los ciudadanos, de la historia e investigadores.*

Me parece que si vemos a MUMA desde esta acepción, es muy fácil reconocer la gran labor que han realizado tanto Lucero como su Consejo Consultivo. Entender al Museo de Mujeres Artistas como un archivo en constante formación que sirve tanto para condensar, clasificar y dar a conocer, pero sobre todo funciona como una memoria del quehacer artístico de las mujeres en México.

Y bueno, si hablamos de memoria, la atribución más común que se le hace al archivo es la de depositario de ésta. Ahora, sabemos que la memoria no es estática, se encuentra en cambio constante, por lo que es importante tener acceso a ésta y reinterpretarla. El libro Arte, goce y encuentro es, a mi parecer, una primera revisión y una primera lectura del archivo que es MUMA.

Cada una de las autoras de los ensayos nos propone una forma de ser interpretado. Magali Lara lo hace desde la relación madre-hija-madre que se presenta en el trabajo de artistas como Minerva Ayón, Grace Quintanilla o la misma Lucero González. Por otro lado tenemos la propuesta de Lorena Wolffer en la que habla del género como una construcción social y nos presenta el trabajo de Sayak Valencia o el proyecto de Mónica Mayer sobre las maternidades robadas.

Finalmente, Ana Quiroz nos propone que la decisión de ser artista es ya un acto político y nos habla de artistas que toman ésta postura haciendo referencia en su obra a problemas políticos y sociales del país.

La incomodidad es un concepto que se repite en estos tres textos y podría ser uno de los hilos que hilvana este libro.

La presentación del volumen hace un de corte de caja: ¿Qué ha pasado con MUMA durante estos siete años? ¿Qué consecuencias ha traído tanto para su gestora como para nosotras, las artistas que lo conformamos? ¿Ha funcionado como plataforma de difusión? ¿Se ha convertido realmente en una red de intercambio entre las artistas del país? Son algunas de las preguntas que podríamos poner sobre la mesa hoy.

Al ver este gran trabajo de diseño e impresión que tenemos en nuestras manos, no me queda más que agradecer a Lucero por toda su energía, todo su empeño, todo su entusiasmo.