Tres formas de decir que algo se ha ido
La pieza tiene una suerte de eje vertical de simetría que divide a la pieza en la “zona aérea” y la “zona telúrica”. Así, del lado izquierdo tenemos 12 marcos donde hay insectos de tierra y del lado derecho 12 marcos con insectos alados. Cada uno de éstos –una mariposa por ejemplo– tiene tres modos de representación (tres modos de haber estado): en la primera vemos una especie de imagen fantasmal blanca, la pura silueta que el fotograma nos deja ver. En segundo lugar está, al lado de cada fotograma, la fotografía en color del mismo insecto tomada sobre un papel azul. Finalmente, en el tercer marco, está el insecto real disecado y fijado al papel fotográfico mediante un alfiler al modo de las cajas entomológicas donde se conservan las colecciones de insectos.
El efecto que produce es extraño: Visto de lejos parece una colección de un museo de historia natural en la cual no sería posible notar la diferencia entre los marcos con fotografías y aquellos que tienen insectos clavados al papel. Ya de cerca notamos una progresión en la cual mientras más mimética es la representación del insecto (cuando más parece que lo tenemos) más evidente es que el insecto no esta vivo. Este aspecto, un tanto macabro, es sin embargo inherente a toda fotografía.


