Demografía
Para hacer estas fotografías escribí sobre la piel las palabras que vemos (sin tinta, ni herida alguna), pero antes fue necesario pensar -junto con quien aparece en las imágenes- las palabras que su cuerpo quería gritar y que su historia de vida había acallado. En el proceso se hizo real la potencia emotiva del trazo y la palabra.
Lo que hoy leemos en la piel de ella habla de una condición emocional previa a ser escrita sobre la piel. Cada palabra es la acumulación de acallamientos difíciles de expresar, pero también del deseo, los sueños y la necesidad de decir lo que ha sido reprimido. La piel es el lugar donde todo ello regresa para ser revelado a los ojos. Con esta condición dermatológica, el cuerpo nos vuelve partícipes de lo privado y el acto de hacerlos explícitos –escribiéndolos- tiene entonces un sentido catártico de estructurar, dar forma y -por fin- de liberar.


