Tierra ardiente de mi corazón
Domina un barroquismo formal en el que el hilo conductor que vincula o establece el diálogo entre cada una de las piezas que la integran, es la exploración individual de las configuraciones, distinguiéndose asociaciones o parentescos formales entre sí a manera de series cortas, sin que esto signifique una repetición, más bien se trata de reinvenciones de las estructuras ya creadas o la ratificación de imágenes establecidas.
La construcción de su trabajo está centrado, generalmente, en una composición vertical a manera de columnatas, lo que le otorga un carácter eminentemente femenino y lo asocia a arquetipos como la fertilidad, el poder generativo y el erotismo, y que en forma general se refieren a principios abstractos de la creación, utilizando esta forma como un referente simbólico que linda también con lo masculino y el poder como tal; en estos alzamientos verticales la simetría no es necesariamente una preocupación, ya en ellas descompone la correspondencia entre las partes hegemónicas o simétricas, logrando en ocasiones a afrontar la gravedad del propio eje-soporte para crear sensaciones de movimiento y suspensión.
La técnica empleada en cada una de las obras, aunque depurada y acertada a su discurso, es únicamente un medio para la materialización de una idea. En este sentido, es posible apreciar en su trabajo una necesidad constante de exploración que la ha llevado a concebir la cerámica como una estructura base a la que adhiere otros materiales (madera, hule, metal, etc.) lo cual la llevando a su obra durante los últimos años a rumbos inconcebidos.



