Una cara cualquiera
La materia ¿Qué significa ser mujer y artista en México en 1990? Si bien, en el recuento de diez años de la producción de Mónica Castillo, la pregunta pierde retrospectivamente su vigencia, no deja de ser la interrogante de fondo que planteó su trabajo temprano. Castillo pasó siete años de su juventud en Italia y en Alemania. Cuando regresa a México, en 1985, después de estudiar en la Akademie der Bildenden Kunste en Stuttgart, procesa el choque cultural del rencuentro en una pintura intimista de temas culinarios que equipara la jerga, el cuchillo filoso y el almuerzo cotidiano, con los sueños eróticos, la emoción amorosa y el sufrimiento del desamor.
