Esta exposición virtual presenta a cuatro mujeres artistas cuya obra se desarrolla a partir de la creación de vínculos entre saberes y tecnologías, en donde las prácticas artísticas activan procesos de cuidado y de sostenimiento de la vida que, si observamos con atención, también son brotes de neguentropía en nuestro colapsado sistema planetario. Neguentrópicas presenta registros de obras y procesos que dan cuenta de las formas de hilvanar conocimientos que ellas usan para hacer emerger lo que quizá podemos llamar: máquinas de cuidar.
Artistas participantes:
Colectivo Electrobiota
Daris Rubio
Edith Medina - Biology Studio
Cristina Brambila
La generación y manipulación de la vida por medios artificiales redefine nuestro entendimiento y relación con la naturaleza, siendo ésta un objeto modelado y diseñado por el ser humano. Eisenia es una escultura robótica que conjuga el binomio artificial- orgánico para dar forma a una tecnología de producción e impresión de vida que reflexiona sobre los modelos de producción contemporáneos. Esta máquina de impresión orgánica transforma y recicla por medio de microorganismos y procesos biológicos de la lombriz californiana (eisenia foetida) deshechos naturales, utilizados posteriormente como materia prima (hidronutrientes) de “impresión” de otras formas de vida.
Colectivo Electrobiota. Eisenia, 2014.
Cenizas del Paraná es una investigación táctica y especulativa sobre los humedales del Paraná, en Argentina. Explorando las humanidades ambientales, la ciencia de datos, las técnicas de fotogrametría y las imágenes aéreas y microscópicas, este proyecto busca identificar los suelos y las especies de plantas autóctonas que han sido dañadas y puestas en peligro por los incendios forestales locales y el cambio climático global. Este proyecto adopta la forma de una instalación transmedia mecanoacústica que abraza las fuerzas resistentes de las comunidades vegetales y rizosféricas en peligro. Sus materialidades y biologías pueden ayudarnos a imaginar y construir un presente y un futuro más habitables, forjados con cosmovisiones alternativas que enreden otras éticas del cuidado y los posibles afectos entre los humanos, los suelos y los bienes comunes.
Colectivo Electrobiota. Cenizas de Paraná, 2022.
Ra da‘ de tuju “ (El canto del río). Es un proyecto que surge en la comunidad de La Palma, ubicada en el municipio de Jacala, Hidalgo. Mi inspiración proviene de las enseñanzas transmitidas por nuestros abuelos, quienes nos enseñaron a conectarnos con la naturaleza, especialmente con el río, a través del lenguaje del agua y sus sonidos. Ellos tenían una habilidad poderosa para percibir cambios sutiles en el flujo del río, identificar señales sonoras de crecientes y sequías, y reconocer variaciones en la vida acuática.
Lamentablemente, en la actualidad, estamos presenciando cambios preocupantes en el sonido del Río, principalmente debido a la pérdida de especies y a las sequías que afectan su ecosistema. Para abordar este problema he desarrollado este proyecto.
Este dispositivo se encuentra en una fase de prototipo, anclado en el río y utiliza tecnología avanzada para emitir sonidos que resuenan con las especies nativas que han ido desapareciendo. Mi investigación se centró en recolectar y estudiar los sonidos característicos de estas especies en peligro a fin de recrearlos y reproducirlos con precisión a través de la máquina.
Daris Rubio. Ra da‘ de tuju “ (El canto del río),2023.
Edith Medina hace uso del proceso como catalizador ya sea a partir de experimentos y experiencias en las que la ciencia, la tecnología y la biología juegan un papel importante. Actualmente trabaja con experimentación biomaterial en los campos del diseño, el arte y la ciencia. La artista crea Biology Studio como un estudio en México que bajo la filosofía I.T.T. (Innovación+Tecnología+Tradición) vincula biología, diseño y conocimiento ancestral, para desarrollar proyectos, objetos y diseños que involucran diversas disciplinas. Desde naturalismo, arte, diseño y ciencia.
Tania Aedo sobre Biology Studio de Edith Medina
La vida de los objetos muertos explora los límites difusos entre lo animado e inanimado, buscando una trascendencia que pasa del plano físico al plano virtual.
La pieza contiene polvo de cráneo de res depositado sobre una mezcla de agar. Poco a poco los hongos y bacterias van creciendo sobre la mezcla de hueso con agar generando variaciones en la conductividad eléctrica hasta agotar cualquier posibilidad de crecimiento de vida. Estas variaciones son captadas para generar distintos patrones modulares digitales que son mostrados dentro de los displays LCD.
Cristina Bambrilla. La vida de los objetos muertos, 2019.
La vida en el umbral: entropía-neguentropía
Cuando decimos que el universo está en expansión, que todo tiende al desorden, estamos invocando a la llamada segunda ley de la termodinámica que nos dice que la cantidad de entropía tiende a incrementarse con el tiempo, y que los procesos físicos son irreversibles.
Cuando plantamos, o cuando cae, una semilla en la tierra, su brote va poco a poco atravesando la oscuridad y vence el peso del suelo en dirección de la luz, continúa su proceso de organización y vive. La planta al crecer vence la tendencia que tienen todas las cosas en el universo conocido: la entropía, a ese proceso de crecimiento la física lo ha nombrado neguentropía. Lo que sucede cuando la planta comienza a marchitar es precisamente que va perdiendo la capacidad de vencer a la entropía, de compensar el proceso de degradación sistémica.
Los seres vivos somos capaces de mantener el equilibrio durante un tiempo, al realizar intercambios termodinámicos, es decir, de energía, con el entorno. Nos alimentamos, respiramos (esos son nuestros combustibles) y al metabolizar los nutrientes, crecemos o bien permanecemos en un cierto equilibrio dinámico. En esos intercambios de energía el calor se disipa, porque la digestión y la respiración, el metabolismo, son procesos muy similares al de la combustión. Con esta liberación de energía la entropía va ganando terreno a la vida, hasta que finalmente morimos. La vida, entonces, es un proceso que se juega en ese umbral.
En el caso de los objetos que consideramos inertes, la entropía también juega un papel. Hemos visto infinidad de veces caer al suelo un vaso de vidrio y romperse en mil pedazos, pero nunca hemos visto, en este universo, el proceso reverso, como tampoco somos capaces de revertir el proceso de envejecimiento por más que algún emprendedor mentiroso afirme en complicidad con algún científico idem, que es posible, tampoco hemos visto a nadie regresar de la muerte. Igual que la planta, dependemos de un medio ambiente propicio y en el caso de los mamíferos como nosotros de los cuidados que recibimos al nacer, de quienes nos crían así como de la capacidad de interactuar con el ambiente.
Si consideramos la devastación de nuestro sistema planetario, nos daremos cuenta de que si bien todos los procesos están sujetos a esta ley, hay procesos que aceleran la entropía, la combustión de carbón, por ejemplo, es una de las más poderosas y a partir de la revolución industrial se ha incrementado exponencialmente. Hasta llegar al punto en que nos encontramos ahora, hemos ya cruzado varios umbrales críticos en la Tierra, el de temperatura, por ejemplo está causando fenómenos meteorológicos impredecibles y de una intensidad no vista antes. Hemos acelerado la extinción de seres vivos, desde la de los microorganismos que no sólo nos habitan sino de los cuales dependemos, nuestra microbiota, hasta los grandes mamíferos como los cetáceos, a quienes seguimos asesinando.
El sistema económico que llamamos capitalismo depende precisamente de procesos que aceleran la entropía: la industria automotriz y la obsolescencia programada de las tecnologías digitales son un gran ejemplo de ello. También lo son las prácticas agroindustriales que se basan en la sobreexplotación de suelos y el monocultivo o la minería a cielo abierto. Todos estos procesos extractivistas dependen de la aceleración de la entropía para cumplir sus ciclos de ganancia y acumulación.
En Bifurcate: There is no Alternative , el filósofo Bernard Stiegler y el colectivo Internation, proponen que llevemos a cabo una bifurcación, un golpe de timón o mutación cultural en sentido contrario al de la devastación actual a través de poner el valor en la neguentropía, en procesos que generen vida, sostenimiento y cuidado de lo vivo. Es esta mutación cultural, y no buscar un planeta B, lo que podría ayudar a prolongar la supervivencia de las poblaciones humanas en la Tierra.
¿Sería posible crear un sistema en donde el valor emerja no de la generación de entropía (extractivismo) sino por el contrario, de la producción de neguentropía (sostenimiento y cuidado de la vida)?. Para responder esta pregunta necesitamos poner en práctica formas de experimentación que nos permitan indagar, especular, desarrollar prototipos, ponerlos a prueba. Entre las prácticas artísticas que se producen en las intersecciones con la ciencia y la tecnología se ha ido creando una arena fértil para llevar a cabo estas preguntas, para experimentar y llevar a cabo reflexiones que llevan a posturas críticas frente a la idea de progreso como un proceso lineal, ascendente y que depende de formas extractivistas del desarrollo tecnológico. La obsolescencia programada ha convertido el planeta en un basurero tecnológico y buena parte de la economía de datos está basada precisamente en la extracción de información de las personas y, en infinidad de casos, como hemos visto en sucesivos escándalos los últimos años, a través de métodos no éticos. Si bien el concepto de especie tiene sus límites, nos sirve aún para identificarnos de alguna forma y sobre todo para asumir y hacernos cargo del desastre que hemos producido, ahora llamado antropoceno: la huella geológica del hombre en la Tierra.
El arte puede tomar infinidad de roles, el de recuperar, cuidar, contribuir al cuidado y la regeneración de procesos neguentrópicos ha sido uno de los caminos más interesantes que ha llevado a cabo eso que en algún momento llamamos artes mediales y biomediales. Como argumentan Oron Catts y Ionat Zurr en el ensayo Colaboraciones tenso-disciplinares con tecnologías de frontera, los artistas llevan a cabo una especie de contrato social que los hace "empujar los límites de la portería". Los artistas, nos dicen, no son ingenieros, no son científicos, no son propagandistas. Tienen un rol único y diferente en su relación con la sociedad. Han jugado el rol de disruptores. Y nos proponen pensar las siguientes tres lógicas que gobiernan la investigación interdisciplinaria de la que esta forma de hacer arte toma parte: (1) responsabilidad (accountability), o la obligación de rendir cuentas: se refiere a las formas en que de cada investigación científica se espera cada vez más que sea responsable ante la sociedad, en este caso, los artistas e investigadores trabajando en estas intersecciones actuarán como quienes plantean los enigmas y dilemas éticos y ontológicos que los desarrollos tecnocientíficos pueden generar. (2) La más problemática - Innovación: las formas en que, de la investigación científica puede esperarse que contribuya a la innovación industrial y al crecimiento económico y cómo los artistas pueden “inyectar” creatividad a esta empresa. (3) La más interesante y en la que Oron Catts y Ionat Zurr ponen el es - la de efectuar transformaciones ontológicas en los objetos y relaciones de investigación.
Somos una especie que depende de sus capacidades técnicas para adaptarse y sobrevivir, desarrollamos tecnología desde que encendimos fuego para cocinar. La etapa en que fuimos nómadas y dependimos de la caza y la recolección, que ya podemos considerar técnicas, podemos pensar a la escritura también como una tecnología.
El concepto de pharmakon nos puede ayudar a reflexionar sobre los efectos de una tecnología. Es decir, en qué dirección se mueve, orientada hacia la aceleración de entropía o hacia el sostenimiento de la vida y los cuidados. Uno de los ejemplos más claros de lo farmacológico en la técnica es precisamente la escritura alfabética que podía y puede ser tanto un instrumento de emancipación como de alienación. La web es farmacológica porque es a la vez un dispositivo tecnológico que permite la participación, y un sistema industrial que desposee a los internautas de sus datos para someterlos a un marketing omnipresente que es rastreado y dirigido individualmente por las tecnologías de profiling de usuarios. Podemos analizar desde el punto de vista de la farmacología los efectos provocados por las técnicas e imaginar prescripciones, imaginar por ejemplo un sistema de cuidados compartidos.
Modernidad y ancestralidad
Ancestralidad y magia
Tania Aedo
Curaduría, Tania Aedo
Productora cultural y curadora con una larga trayectoria en el desarrollo de proyectos en los cruces de conocimiento, especialmente entre arte, ciencia y tecnología. Actualmente es coordinadora de la Cátedra Max Aub, Transdisciplina en Arte y Tecnología de la UNAM. Dirigió el Laboratorio Arte Alameda y el Centro Multimedia del Centro Nacional de las Artes. Conduce y coordina el podcast “Prototipos para navegar” en Cultura UNAM.
Cristina Brambila
Artista multimedia especializada en electrónica, explora la tecnología como herramienta pedagógica y poética. Es licenciada en artes visuales por la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, donde actualmente cursa la maestría en movimiento, arte digital y técnicas de la información y la comunicación. Realizó, así mismo, estudios en King 's College, Londres. Ha desarrollado proyectos de educación no formal en distintas instituciones como el Centro Cultural de España en México, la UVA del Centro Cultural Universitario Tlatelolco UNAM, el Museo Tamayo, entre otros. Es cofundadora del colectivo MESETA, el cual se dedica a la investigación, educación y creación de proyectos sobre los temas de arte, ciudad y tecnología. Realizó una residencia artística en la Universidad Diego Portales, en Santiago de Chile y ha sido acreedora de becas como Hacking the City, Centro Cultural Border 2017 y Piso 16 Laboratorio de iniciativas culturales UNAM 2018.
Colectivo Electrobiota
El Colectivo Electrobiota nace en el 2014 y está integrado por las artistas multimediales mexicanas Gabriela Munguía y Guadalupe Chávez. En sus producciones exploran los vínculos y diálogos que existen entre el ser humano y la naturaleza intermediados por el hacer tecno-científico contemporáneo. Desde múltiples acercamientos y estéticas propias de las artes electrónicas, la ecología profunda y la biología cultural experimentan sobre los posibles diálogos interespecies. Ha impartido diversos talleres para chicos y adultos con énfasis en el cruce del arte, la tecnología y la naturaleza. El colectivo ha participado en diversas muestras y festivales y han recibido diferentes reconocimientos: Mención Honor Tercera Bienal Kosice Edición Latinoamérica, Centro Cultural Borges, Ar; Festival de Noviembre Electrónico, Centro Cultural San Martín, Ar; FASE: Tecnologías poéticas y políticas, Encuentro de arte, ciencia y tecnología, Centro Cultural Recoleta, Ar; Horizontes de Deseo, Museo de Mar del Plata, Ar; Finalista en el Concurso Internacional de Artes Electrónicas y Video del Festival Transitio MX_06, Mx; 1er Lugar en el Segundo Premio a las Artes Electrónicas de la UNTREF, Ar; y Festival Transpiksel MX Arte, ciencia y tecnología libre, Facultad de Arte y Diseño de la UNAM, Mx.
Edith Medina - Biology Studio
Artista e investigadora biológica especializada en materiales y diseño biológico, es pionera en México en temas de bioarte, moda tecnológica y diseño transdisciplinario. Su trabajo se desarrolla a partir de procesos biológicos tomando al cuerpo como entidad orgánica sujeta a construcciones sociales, sus temáticas involucran tópicos vinculados a lo social, íntimo y emocional. Hace uso del proceso como catalizador ya sea a partir de experimentos y experiencias en las que la ciencia, la tecnología y la biología juegan un papel importante. Actualmente trabaja con experimentación biomaterial en los campos del diseño, el arte y la ciencia. Biology Studio fue creado por Edith Medina, es un estudio en México que bajo la filosofía I.T.T. (Innovación+Tecnología+Tradición) vincula biología, diseño y conocimiento ancestral, para desarrollar proyectos, objetos y diseños que involucran diversas disciplinas. Desde naturalismo, arte, diseño y ciencia.
Daris Rubio
Daris Rubio (1990) es una artista de ascendencia ñhañhu originaria de Hidalgo, México. Realizó una licenciatura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y una maestría en Artes Visuales, su trabajo es una fusión entre las tradiciones ancestrales y la electrónica. Su enfoque creativo destaca por tratar temas de las tradiciones culturales de los pueblos originarios y la resignificación a través de la tecnología.
Daris ha exhibido su trabajo en diversas exposiciones y festivales tanto a nivel nacional como internacional. Es una artista multidisciplinaria que trabaja con robótica, textiles, bordado y máquinas desde un contexto rural en México. A través de su trabajo, Daris aborda problemas ambientales y sociales, utilizando su arte como medio de concienciación.