Me interesa trabajar con imágenes que surgen antes que las palabras, donde no hay territorio sino la posibilidad de trabajar en el resquicio entre el sentir y el decir, que es la columna vertebral de mi trabajo.
Todas estas obras parten de una necesidad de buscar escrituras visuales a punto de volverse frases pero que aún no lo son: estados intermedios, voces apenas audibles, identidades que se confunden.
Siempre me ha preocupado el cuerpo personal como la experiencia primordial, el lugar de identidad y el puente entre el adentro y el afuera. La escritura y el dibujo han sido los instrumentos más cercanos para explorar este doble vínculo que ellos mismos encarnan, siamesas que ven al mundo desde una perspectiva distinta.