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Aptitud especial para una profesión o carrera

Lunes, 06 Enero 2014 21:16 Escrito por -

Si alguien me pregunta: Fama y/o fortuna?
Yo contestaría que prefiero la opción: Vocación.

Podría pensarse que quien tiene definida una vocación desde temprana edad, tiene resuelta la vida, porque sabe lo que quiere y no perderá el tiempo en otra cosa. Pero no necesariamente es así, pues nuestra vocación a veces se ve entorpecida por múltiples factores que nos hacen torcer el camino antes de ejercerla y aún hay algunos que jamás logran esta realización.

Mi primer encuentro con una escuela de arte fue en San Carlos, llevando talleres libres de dibujo y pintura aunque empecé a tener mucho interés por la escultura y aún más por la gráfica. Esta última me gusto de inmediato por la gran cantidad de materiales que como un laboratorio se podían utilizar para obtener múltiples resultados en la superficie del metal o la madera, para posteriormente ser impresos en el papel.

Era un verdadero gusto por el trabajo manual, por el oficio; desde hacer los biseles a las placas de metal, el uso y preparación de diferentes barnices, resinas, rodillos, instrumentos, gomas, lacas, ácidos, azúcar, sal, solventes, tintas, etc. Y al final del camino, para decir lo que en esa época me inquietaba, sobre todo situaciones subjetivas de identidad y de experimentación abstracta, que la misma mezcla de técnicas facilitaba

Tiempo después ingresé a la Esmeralda ya como alumna regular en donde otra vez volví a involucrarme con la gráfica pero ahora dentro del programa total académico de artes plásticas.

La xilografía, litografía y la serigrafía las practiqué posteriormente en el Centro de Investigación y Experimentación plástica (CIEP) hacia donde brinqué después de tres años, ya que este lugar surgió a raíz de una escisión entre alumnos y maestros de la Esmeralda. En esa época hice muchos dibujos y algo de pintura no figurativos así como grabados en madera con mucha influencia de la escultura prehispánica de quien siempre he sido gran admiradora por su fuerza, ingenio y originalidad formal.

Después de mí paso por el CIEP, decidí ponerme a pintar. Quería hacer un autorretrato, como decía Hermenegildo Bustos, para ver si podía y así después empezaron a surgir los volcanes, los ídolos de piedra y los personajes populares, todo ese imaginario popular con ecos y nostalgias de mi historia familiar y nacional con los que a mi y a otros nos involucraron en lo que se conoce como Neo – mexicanismos.

Ahora difícilmente me pondría a hacer un grabado, toda esa cocina que antes me entusiasmaba ha dejado de interesarme desde hace mucho. Sigo pintando eso sí, pero mas que añadir trato de eliminar y reducir, intentando una mezcla de abstracción y figuración sin ruido.

Con esta exposición estoy experimentando. El mundo ha ido cambiando y yo tampoco soy la misma. A mi manera trato de reflejar lo que yo descubro en el material que la sociedad de consumo desecha contaminando el ambiente, o los objetos de uso cotidiano que descontextualizándolos se transforman, esto implica también pensar diferente.

Y para esto, y entre otras cosas, primero por necesidad y luego por voluntad me he ido desprendiendo de pensamientos y objetos que me ataban al pasado o que son un prejuicio paralizante para la creación.

Aprendo de otros creadores a ver lo que siempre ha estado ahí, y que de repente convierten en algo que a mi modo de ver es genial. Pero claro está no todos y no todo lo que hacen, pues no todo me gusta. También aprendo de personajes como Louise Burgeois † que a sus más de 90 años sigue estando productiva. El equilibrio es la clave.
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