Dibujos imaginarios y otros paisajes
Lunes, 06 Enero 2014 22:04
Escrito por Aurora Noreña
A partir de fragmentos vegetales intento reconstruir nociones territoriales y emocionales del país del que se exilió mi padre hace más de 60 años.
La serie de collages, bajo el título de Dibujos imaginarios y otros paisajes, parte tanto de una nostalgia que comparto con mi padre -por extrañamiento-(1), como de la necesidad de resolver el misterio de su vida hasta antes del exilio (el pasado de los padres es siempre enigmático).
No son los hechos lo que más me intriga e interesa, sino los ambientes donde sucedieron, es decir los datos poli-sensoriales de aquellas vivencias (que nos hacen sentir que las recuperamos: como cuando escuchamos una canción y volvemos a vivir algún evento).
Mi metodología consiste en generar espacios imaginarios que toquen tangencialmente a aquellos otros.
Distintas hojas de árboles recolectadas durante mis viajes por España me sirven como frágil punto de contacto entre ambos ambientes existenciales, ya que pertenecen tanto al imaginario vegetal del pre-exilio (por corresponder al mismo territorio geográfico), como a mi construcción imaginaria.
El vínculo en este caso se construye a partir del tacto. La textura visual de las hojas y las distintas relaciones dentro del espacio bidimensional del dibujo, traen consigo una sensación háptica que puede transportarnos a otros momentos vividos, o incluso no vividos.
Con: cortes, suajes, moldes, dibujos y costuras, al igual que: textos, de-construcciones y registros de experiencias personales en dichos territorios, atravieso los nuevos parajes para explorarlos y tantearlos.
El proceso no arroja certezas pero me permite especular sobre los ámbitos en los que vivió mi padre y que guarda en su memoria (también ya trasformados por el tiempo y los juegos de la añoranza.
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(1) Me refiero a que mi nostalgia es una especie de necesidad de vivenciar el sentimiento ajeno, en este caso el de mi padre, para lo cual me desplazo o me descentro de mi realidad para asumir otra.
A partir de fragmentos vegetales intento reconstruir nociones territoriales y emocionales del país del que se exilió mi padre hace más de 60 años.
La serie de collages, bajo el título de Dibujos imaginarios y otros paisajes, parte tanto de una nostalgia que comparto con mi padre -por extrañamiento-(1), como de la necesidad de resolver el misterio de su vida hasta antes del exilio (el pasado de los padres es siempre enigmático).
No son los hechos lo que más me intriga e interesa, sino los ambientes donde sucedieron, es decir los datos poli-sensoriales de aquellas vivencias (que nos hacen sentir que las recuperamos: como cuando escuchamos una canción y volvemos a vivir algún evento).
Mi metodología consiste en generar espacios imaginarios que toquen tangencialmente a aquellos otros.
Distintas hojas de árboles recolectadas durante mis viajes por España me sirven como frágil punto de contacto entre ambos ambientes existenciales, ya que pertenecen tanto al imaginario vegetal del pre-exilio (por corresponder al mismo territorio geográfico), como a mi construcción imaginaria.
El vínculo en este caso se construye a partir del tacto. La textura visual de las hojas y las distintas relaciones dentro del espacio bidimensional del dibujo, traen consigo una sensación háptica que puede transportarnos a otros momentos vividos, o incluso no vividos.
Con: cortes, suajes, moldes, dibujos y costuras, al igual que: textos, de-construcciones y registros de experiencias personales en dichos territorios, atravieso los nuevos parajes para explorarlos y tantearlos.
El proceso no arroja certezas pero me permite especular sobre los ámbitos en los que vivió mi padre y que guarda en su memoria (también ya trasformados por el tiempo y los juegos de la añoranza.
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(1) Me refiero a que mi nostalgia es una especie de necesidad de vivenciar el sentimiento ajeno, en este caso el de mi padre, para lo cual me desplazo o me descentro de mi realidad para asumir otra.