Entre la dureza y la suaviadad: Siete apuntes y un poema sobre la obra plástica de Gissel Rascón
Jueves, 09 Enero 2014 19:23
Escrito por Iván Figueroa
1. La obra de Gissel Rascón (Hermosillo: 1976) centra en la mujer en lo concreto y lo femenino en lo abstracto sus temáticas principales, pero es a través de los materiales que encontramos como esa temática, tan repetitiva a lo largo de la historia del arte, sufre una dualización para refuncionalizar el significado de la condición de ambos conceptos y sus connotaciones inmediatas. Es memorable la instalación Ama de casa donde Rascón expone de una manera cruda sus preocupaciones como mujer y como artista en un autorretrato de cuerpo completo, ovillado y presa dentro de una caja a la que el espectador tiene acceso para contemplarla y, si a lo anterior añadimos el soporte de metal sobre la que se fija dicha caja-autorretrato, tendremos una especie de trofeo y/o televisión.
1. La obra de Gissel Rascón (Hermosillo: 1976) centra en la mujer en lo concreto y lo femenino en lo abstracto sus temáticas principales, pero es a través de los materiales que encontramos como esa temática, tan repetitiva a lo largo de la historia del arte, sufre una dualización para refuncionalizar el significado de la condición de ambos conceptos y sus connotaciones inmediatas. Es memorable la instalación Ama de casa donde Rascón expone de una manera cruda sus preocupaciones como mujer y como artista en un autorretrato de cuerpo completo, ovillado y presa dentro de una caja a la que el espectador tiene acceso para contemplarla y, si a lo anterior añadimos el soporte de metal sobre la que se fija dicha caja-autorretrato, tendremos una especie de trofeo y/o televisión.
2. Desde sus inicios como artista Rascón ha dejado claro que su discurso es la visión crítica y reflexiva para insertarse, sin duda alguna, en la tradición local de las artes plásticas y, definitivamente, establecer un diálogo con su entorno global. La escultura y el dibujo han marcado de manera decisiva su quehacer artístico.
3. En la escultura, en un principio abstracto/conceptual (Tumbal del tiempo), rápidamente derivó sus preocupaciones estéticas hacia la mujer como temática. La instalación Profesión: ama de casa (2006), ocho esculturas de obvias formas femeninas cubiertas con red tejidas y delantales fijos a sus cinturas con verbos claves para definirlas en un tiempo presente perpetuo: "espero", "siento", "sueño", "creo", "aspiro", "existo", "amo", "anhelo", "acepto", "deseo". Esta serie recorrió la ciudad de Hermosillo, entre otras ciudades, para llenar de extrañeza a los espectadores que maravillados se acercaban para tocarlas y, en algunas ocasiones, asumirlas como modelos de su colección de fotografía (http://gisselr.blogspot.com/). Este fenómeno, pareciera decirnos Rascón, es la reificación a la que la mujer se enfrenta día a día. En su última entrega nos enfrenta a la serie escultórica Primero hay que saber amar, después sufrir, despues partir (2007) donde las formas femeninas emergen de una manera fantasmal y con una cruz en el espacio vacío del corazón, desde las formas cuadradas de las lápidas. Así podemos percibir que en ambas series, las formas femeninas forman parte de dos visiones de mundo: la primera es oscura y la segunda luminosa. Las formas, los materiales y los colores así nos lo dicen.
En el dibujo, la elementaridad del bordado, como técnica, es lo que ha marcado su obra y los pliegues de papel, antes completamente lisos y ahora arrugados a voluntad de Rascón. Al contemplar el dibujo de Gissel Rascón también nos enfrentamos a la dualidad de su visión de mundo pues por un lado tenemos el conceptualismo abstracto que nos acerca a la naturaleza en sus formas más minimalistas (Conexiones orgánicas), por el otro tenemos el figurativismo femenino a través de siluetas que padecen dentro de los límites de su forma y que alcanza su máximo enigma en la serie Cosidas y atadas, de donde se desprende la obra Tres generaciones (http://grascon.blogspot.com/).
4. La mujer y el mundo de lo femenino son los temas bases para el despliegue plástico de Rascón. Sin embargo, en la forma de abordarlos donde se encuentran los contrastes: por un lado los materiales son duros como es el caso de la madera, el acero, el poliester, entre otros; y, contrario a éstos, se encuentran la suavidad del papel y el hilo.
5. Gissel Rascón no se traiciona pues su obra tiene la sutileza de la insinuación y de la exquisitez en su construcción. Para Rascón la mujer existe en la forma y en su contenido, pero no en los accidentes con que la naturaleza define a los seres humanos: los rasgos tanto faciales como corporales; por esta razón, las mujeres de Rascón aparecen como fantasmas que necesitan un rostro y un cuerpo (Ver apunte 3). En las mujeres rasconianas no hay definición por los detalles sino por las formas que, en sí mismas, son ya contenido de un referente inmediato a cualquier ser humano: lo femenino.
6. La perdida de la identidad ante la forma es la crítica cáustica que Rascón lanza al espectador. ¿Cuál es el sentido verdadero de estas siluetas que no tienen ningún rasgo que las identifique, que las personalice? En una primera instancia es la imposibilidad de definir la identidad mas no el ser: la forma y el contenido, un tema tan antiguo como contemporáneo dentro de la concepción estética del arte.
7. Gissel Rascón pertenece a una nueva generación de artistas plásticos sonorenses que han desarrollado la necesidad individual y como grupo de establecer parámetros que dialoguen con el arte globalizado de nuestra contemporaneidad. Otros nombres han surgido a la par que el de ella; sin embargo, Gissel Rascón ha sabido descifrar la naturaleza exquisita de la creación de su obra a través de trazos suaves en la dureza de algunos materiales y trazos fuertes en la suavidad de otros. En su obra convergen la conciencia reflexiva sobre el proceso creativo. Gissel Rascón no da la puntada equivocada en su dibujo o lima el sobrante incómodo de su quehacer escultórico; ella simplemente crea para retar al espectador a descubrir el verdadero significado de su obra a través de la contemplación estética.
8. AMA DE CASA
Un día despierta con la soledad
De las especies cobijándola. Se detiene a mirar
el ronroneo de los electrodomésticos
y piensa en su corazón, se detiene:
escucha
por fin el leve golpeteo de los latidos.
Toma una sartén
Y el peso del metal le adormece las manos.
Se detiene, sus manos le pertenecen
a los objetos, a las formas temibles
del cuchillo y el tenedor; y a veces,
aunque no lo quiera, a la suave concavidad
de la cuchara y de su sexo tantas veces.
Un día despierta en plena mañana
pensando en el laberinto del mundo
mientras combina las sales y las azúcares:
sabe que no debe hacerlo, que el café
tendrá un sabor extraño como a moneda
de cobre bajo la lengua
y los ojos. Es entonces cuando, nadie lo sabe
de cierto, ella despierta frente a la ventana:
abierta:
y canta una canción de libertad
que la adormece.