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Gissel Rascón en cuerpo presente

Jueves, 09 Enero 2014 20:20 Escrito por Carlos Sánchez

Estilo

Uno se trepa en la infancia y vive en ella aferrado como pulga a la piel.

Parecería que vivir los cuentos que nos contaron es la salvación de los días infaustos en los cuales nos hemos, o nos han, sumergido.

Gissel Rascón vive la plástica siendo niña, porque nada le importa más que expresar a través de su manera de concebir la región de ese mundo que le ha tocado explorar, conocer y amar. La artista, similitud de poetisa, es una niña que se aferra a su discurso y nada le hará claudicar para permanecer en él. Ni las adversidades económicas ni las otras posibilidades de propuestas de quienes le rodean.
 
Gissel se nutre de los recursos estilísticos para abordar y bordar la obra, con esa noble influencia que su madre le heredó durante las tardes de hilvanar el tiempo en la sala o la recámara de su casa.
 
Emoción
 
En la simple y llana textura de un papel, en la sutileza de una historia sugerida, Rascón logra acariciarme las entrañas, hasta hacerme saber que rebuscar para tocar al espectador es dañino. Con su sobriedad me toca el corazón de las pupilas hasta empañarme la vista de un llanto reprimido. Es la precisión de su trazo un cuchillo de placer sumergiéndose en mi pecho.
 
Compromiso
 
El arte adquiere mayor compromiso cuando se ofrece con esta convicción y placer inocultables, inevitables. Contar las vidas desde su perspectiva de género, sin retórica ni discursos incendiarios, es la conclusión de una propuesta en aras de esa injusticia histórica en la cual, quienes nos llamamos varones, hemos incurrido sin tentarnos el corazón a la hora de ejercer la crueldad. La pintora construye, muestra, el espectador concluye.
 
Gratitud
 
Al observar la obra de Gissel no queda más que levantar los ojos al cielo y agradecer. Al empaparme de sus diálogos al través de las historias como obsesiones que me cuenta en su trabajo, es entender que la vocación es un misterio que si se encuentra, será la puerta hacia la felicidad. Gissel es feliz y me contamina de su querencia hacia el oficio
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