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Naturaleza Alterada

Jueves, 30 Enero 2014 10:32 Escrito por Maribel Portela
 
El filósofo griego Parménides afirmaba que todo lo que hay ha existido siempre. El tiempo es circular. Nada puede surgir de la nada. Y lo que existe, aunque se transforme, no puede convertirse en nada.
 
A lo largo de mi trabajo creativo, siempre he intentado explorar la relación de los seres humanos con el Cosmos. Este vínculo se expresa a través de miedos y epifanías, de pasiones y odios, de creación y destrucción, de los sueños de la imaginación y de la solidez de la realidad.
 
Si bien el ser humano, por su capacidad creativa, es capaz de transformar su entorno, en la época de Parménides era más fluida la relación del hombre con la Naturaleza y con el Cosmos. El hombre del siglo XXI, en cambio, está alienado, lo que quiere decir, literalmente, colocado fuera del mundo. Quizá por eso nunca antes hemos sido tan artificiales.
 
Naturaleza alterada pretende explorar la metamorfosis de los materiales que de manera alquímica se convierten en lo que no eran y sin embargo, mantienen la esencia –en el mejor de los casos- o huellas y vestigios –en el peor- de lo que les dio origen. Ahora bien: ¿quién puede afirmar qué es mejor o qué es peor? Afirmarlo es sólo una condición para entendernos, para abrir el debate.
 
Naturaleza alterada pretende también analizar mi manera de confrontarme, en tanto ser humano, con la Naturaleza. Sí, de hecho, nos confrontamos con ella, en una lucha en que lo artificial invade lo natural. Las consecuencias son múltiples; entre ellas la falta de conciencia sobre lo que provocamos –a veces para bien, casi siempre para mal- en la Naturaleza, que a fin de cuentas es nuestro hogar, nuestra casa.
 
Al trabajar con los materiales, éstos cobran vida y me convierten en espectadora de su transformación subversiva y lúdica: Así, un lienzo de fieltro se convierte en una pieza orgánica, mientras que una hoja de papel se convierte en una pieza tridimensional que al multiplicarse crea un paisaje inexistente en el que habitan brotes, retoños y floraciones. ¿Es inexistente o es artificial? Dicen los budistas que quien es capaz de formular la pregunta tiene las respuestas.
 
Quizá una manera diferente de definir lo artificial tiene que ver con el rechazo al sentido sagrado de la Naturaleza. Lo artificial seculariza la belleza y al hacerlo le sustrae su sentido mítico. Ese desprecio genera utopías, lugares sin lugar, espacios poéticos cuya verosimilitud y significado surgen de la propia alteración que les da vida. La utopía de lo artificial es el territorio de esta búsqueda creativa, es el espacio en el que se despliega mi imaginación. La naturaleza alterada es también mi naturaleza.
 
Para los griegos antiguos, la imaginación era el lenguaje de los dioses, que se comunican con nosotros por medio de imágenes, sueños e intuiciones creativas.
 
Con Naturaleza alterada, pretendo dejarme poseer por ese lenguaje, con el fin de construir utopías estéticas y nuevas dimensiones, creando desvaríos y delirios estéticos, formas infinitas en las que confluyen, como en un delta, la razón demostrativa, el material de los sueños, los rituales y la poesía. Así, los conceptos tradicionales se ensanchan para construir un espacio multidimensional, en el que los sentidos trascienden en la búsqueda de un artificio que revele la Naturaleza alterada, los procesos de la transformación estética al iniciar la segunda década del siglo XXI.
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