Travesía
Lunes, 16 Diciembre 2013 23:45
Escrito por Eduardo Serrano
La Alerta Travesía de Anna María Botero
El título, Travesía, de la exposición que presenta Anna María Botero es claramente indicativo sobre las intenciones de su obra y sobre el contexto teórico dentro del cual se desenvuelve. Los trabajos se hallan tan estrechamente fusionados en concepto y en propósitos, que podría afirmarse que conforman una gran instalación, un solo pronunciamiento que se refuerza con cada pieza y en el cual cada obra, no obstante los diferentes materiales y las distintas técnicas empleadas, constituye una reafirmación de los planteamientos de las demás.
Lo primero que llama la atención en la muestra es que, a pesar de haber sido trabajada en el corazón de la cordillera de los Andes, patentiza una gran nostalgia del mar. La vieja canoa con elocuentes cicatrices y rodeada de piedras, como testigo de recorridos y vicisitudes confrontados con decisión y de los que emergió finalmente victoriosa; la instalación de remos ubicados verticalmente a la manera que se presentan en algunos museos los trabajos artísticos de pueblos primitivos, y la serie de personajes de rostros planos y nariz protuberante que pese a sus pequeñas dimensiones remiten directamente a los monolitos de la Isla de Pascua, son claras indicaciones de que la muestra se refiere a viajes, a trayectorias marinas, a desplazamientos hacia destinos misteriosos y excitantes.
El poema "Itaca", de Cavafis, apostado como un emblema a la entrada de la exposición sin embargo, aclara que el final del viaje no es inminente, que la trayectoria debe ser larga de manera que enriquezca al protagonista con múltiples aventuras y experiencias como enalteció a Ulises su largo divagar por las costas del Mediterráneo. Más que el destino final, lo importante es el viaje en sí, el recorrido, las conquistas que se obtienen, los sueños que se logran y los fantasmas que se pueden diluir o concretar a lo largo de la travesía.
Es evidente, entonces, el carácter metafórico de la exposición: la muestra se refiere al viaje de la vida, a la travesía que llevamos a cabo diariamente y la cual nos enriquece con sucesos inesperados, cada una de los cuales va dejando su huella y reforzando nuestra identidad, nuestro carácter, para poder llegar, como el rey de Ítaca, triunfantes a la meta señalada. Es más, la exposición misma se presenta como una de esas eventualidades que se deben experimentar "con ánimo gozoso, con alto pensamiento y con limpia emoción del espíritu y el cuerpo".
Pues bien, así como no cabe duda del hálito poético que circunda las obras y la muestra en general de Anna María Botero, tampoco es difícil percibir la contemporaneidad conceptual de su proyecto expresivo, la cual salta a la vista primordialmente en la libertad sin cortapisas con que asume sus retos y organiza sus propuestas. El empleo de distintos materiales: madera, cerámica, tierra, o piedra de acuerdo con los requerimientos de cada idea; la utilización de elementos naturales encontrados como troncos de viejos árboles que sugieren fósiles de cuerpos humanos fuertes y poderosos o, por otra parte, la inclusión de elementos manufacturados pero igualmente hallados por azar como viejos baúles que hablan de tesoros y recuerdos; el manejo de representaciones en cerámica delicadamente modeladas y presentadas, bien, individualmente sugiriendo planos de ciudades o de templos subterráneos, o bien, agrupadas en ejércitos o bandadas para otorgarles contundencia; y la talla figurativa en algunos de los remos, o la talla abstracta en la parte superior de una especie de totems o de formas fálicas que se yerguen misteriosas y hieráticas, son claros ejemplos de su recursividad sin reservas y de la variedad de vías que la artista ha tomado para expresar las prioridades de su viaje o las circunstancias de su travesía.
La constante alusión a los pueblos primitivos, aparte de un señalamiento acerca de lo prioritario, lo imprescindible y lo natural, es también indicación de libertad y contemporaneidad, ya que manifiesta cierto menosprecio por el ánimo vanguardista que dirigió los designios del arte hasta hace algunos años, al tiempo que revela una abierta despreocupación por la pureza formal proclamada por el modernismo. Gracias a esta actitud la artista puede beber simultáneamente en la fuente de la historia y en el venero de la literatura, logrando sugerir, sin miedo a la anécdota, todo tipo de narraciones subjetivas, así como incursionar. sin miedo a contaminaciones extra-artísticas, en preocupaciones relacionadas con el mundo y la existencia.
Travesía, en conclusión, es una exposición que, partiendo de enseñanzas del pasado, logra transmitir las inquietudes de una artista de este tiempo, y que al igual que conduce a reflexiones sobre el transcurso y prioridades de la vida, permite comprobar la paradoja de una versatilidad sin restricciones puesta al servicio de un propósito claramente unificado y consistente.
**
ITACA
Constantino Kavafis
Si vas a emprender el viaje hacia Itaca
pide que tu camino sea largo,
y rico en aventuras y experiencias.
A lestrigones, cíclopes o fiero
Poseidón, nunca temas.
No hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
Nunca a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al fiero Poseidón encontrarás
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.?
Que numerosas sean las mañanas
de verano en que arribes a bahías
nunca vistas, con ánimo gosozo.
Detente en los emporios de Fenicia,
adquiere hermosos artículos:
madreperla y coral, ámbar y ébano,
perfumos deliciosos y diversos
-cuanto puedas invierte en voluptuosos
Y delicados perfumes.
Visita
muchas ciudades egipcias y aprende,
con avidez aprende de los sabios.
A Itaca tenla siempre en la memoria.
Llegar allá es tu meta,
mas no apresures el regreso.
Mejor que se dilate largos años
y, en tu vejez, arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Itaca te enriquezca.
Un hermoso viaje te dio Itaca. Sin ella
el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no hubo engaño.
Rico en saber y en vida como has vuelto, comprendes
qué significan las Itacas.
La Alerta Travesía de Anna María Botero
El título, Travesía, de la exposición que presenta Anna María Botero es claramente indicativo sobre las intenciones de su obra y sobre el contexto teórico dentro del cual se desenvuelve. Los trabajos se hallan tan estrechamente fusionados en concepto y en propósitos, que podría afirmarse que conforman una gran instalación, un solo pronunciamiento que se refuerza con cada pieza y en el cual cada obra, no obstante los diferentes materiales y las distintas técnicas empleadas, constituye una reafirmación de los planteamientos de las demás.
Lo primero que llama la atención en la muestra es que, a pesar de haber sido trabajada en el corazón de la cordillera de los Andes, patentiza una gran nostalgia del mar. La vieja canoa con elocuentes cicatrices y rodeada de piedras, como testigo de recorridos y vicisitudes confrontados con decisión y de los que emergió finalmente victoriosa; la instalación de remos ubicados verticalmente a la manera que se presentan en algunos museos los trabajos artísticos de pueblos primitivos, y la serie de personajes de rostros planos y nariz protuberante que pese a sus pequeñas dimensiones remiten directamente a los monolitos de la Isla de Pascua, son claras indicaciones de que la muestra se refiere a viajes, a trayectorias marinas, a desplazamientos hacia destinos misteriosos y excitantes.
El poema "Itaca", de Cavafis, apostado como un emblema a la entrada de la exposición sin embargo, aclara que el final del viaje no es inminente, que la trayectoria debe ser larga de manera que enriquezca al protagonista con múltiples aventuras y experiencias como enalteció a Ulises su largo divagar por las costas del Mediterráneo. Más que el destino final, lo importante es el viaje en sí, el recorrido, las conquistas que se obtienen, los sueños que se logran y los fantasmas que se pueden diluir o concretar a lo largo de la travesía.
Es evidente, entonces, el carácter metafórico de la exposición: la muestra se refiere al viaje de la vida, a la travesía que llevamos a cabo diariamente y la cual nos enriquece con sucesos inesperados, cada una de los cuales va dejando su huella y reforzando nuestra identidad, nuestro carácter, para poder llegar, como el rey de Ítaca, triunfantes a la meta señalada. Es más, la exposición misma se presenta como una de esas eventualidades que se deben experimentar "con ánimo gozoso, con alto pensamiento y con limpia emoción del espíritu y el cuerpo".
Pues bien, así como no cabe duda del hálito poético que circunda las obras y la muestra en general de Anna María Botero, tampoco es difícil percibir la contemporaneidad conceptual de su proyecto expresivo, la cual salta a la vista primordialmente en la libertad sin cortapisas con que asume sus retos y organiza sus propuestas. El empleo de distintos materiales: madera, cerámica, tierra, o piedra de acuerdo con los requerimientos de cada idea; la utilización de elementos naturales encontrados como troncos de viejos árboles que sugieren fósiles de cuerpos humanos fuertes y poderosos o, por otra parte, la inclusión de elementos manufacturados pero igualmente hallados por azar como viejos baúles que hablan de tesoros y recuerdos; el manejo de representaciones en cerámica delicadamente modeladas y presentadas, bien, individualmente sugiriendo planos de ciudades o de templos subterráneos, o bien, agrupadas en ejércitos o bandadas para otorgarles contundencia; y la talla figurativa en algunos de los remos, o la talla abstracta en la parte superior de una especie de totems o de formas fálicas que se yerguen misteriosas y hieráticas, son claros ejemplos de su recursividad sin reservas y de la variedad de vías que la artista ha tomado para expresar las prioridades de su viaje o las circunstancias de su travesía.
La constante alusión a los pueblos primitivos, aparte de un señalamiento acerca de lo prioritario, lo imprescindible y lo natural, es también indicación de libertad y contemporaneidad, ya que manifiesta cierto menosprecio por el ánimo vanguardista que dirigió los designios del arte hasta hace algunos años, al tiempo que revela una abierta despreocupación por la pureza formal proclamada por el modernismo. Gracias a esta actitud la artista puede beber simultáneamente en la fuente de la historia y en el venero de la literatura, logrando sugerir, sin miedo a la anécdota, todo tipo de narraciones subjetivas, así como incursionar. sin miedo a contaminaciones extra-artísticas, en preocupaciones relacionadas con el mundo y la existencia.
Travesía, en conclusión, es una exposición que, partiendo de enseñanzas del pasado, logra transmitir las inquietudes de una artista de este tiempo, y que al igual que conduce a reflexiones sobre el transcurso y prioridades de la vida, permite comprobar la paradoja de una versatilidad sin restricciones puesta al servicio de un propósito claramente unificado y consistente.
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ITACA
Constantino Kavafis
Si vas a emprender el viaje hacia Itaca
pide que tu camino sea largo,
y rico en aventuras y experiencias.
A lestrigones, cíclopes o fiero
Poseidón, nunca temas.
No hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
Nunca a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al fiero Poseidón encontrarás
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.?
Que numerosas sean las mañanas
de verano en que arribes a bahías
nunca vistas, con ánimo gosozo.
Detente en los emporios de Fenicia,
adquiere hermosos artículos:
madreperla y coral, ámbar y ébano,
perfumos deliciosos y diversos
-cuanto puedas invierte en voluptuosos
Y delicados perfumes.
Visita
muchas ciudades egipcias y aprende,
con avidez aprende de los sabios.
A Itaca tenla siempre en la memoria.
Llegar allá es tu meta,
mas no apresures el regreso.
Mejor que se dilate largos años
y, en tu vejez, arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Itaca te enriquezca.
Un hermoso viaje te dio Itaca. Sin ella
el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no hubo engaño.
Rico en saber y en vida como has vuelto, comprendes
qué significan las Itacas.