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Guardando el tiempo

Viernes, 23 Mayo 2014 14:06 Escrito por Karen Cordero
 
La línea, elemento que subyace en el trabajo de Luisa de Noriega desde sus orígenes en la ilustración, emerge en esta exposición "Guardando el tiempo" con nueva fuerza. Toma caminos y riesgos que parecen inspirados por la clásica y enigmática figura de Penélope, quien hizo del hilo una herramienta de sutil poder y fuerza, como lo han hecho las mujeres occidentales a lo largo del tiempo, y más recientemente también algunos artistas masculinos. Aquí la línea de repente se sale de la superficie y deambula en el espacio tridimensional, se enreda, nos enreda y de repente también se disuelve en materia, en pintura, en pinceladas que se funden con la tela para sugerir espacios de diversa profundidad y estados de ánimo variados a través de un sutil diálogo entre color y forma.
 
La afición a la seriación que se evidencia en esta producción denota un proceso de experimentación y juego con las posibilidades de significado no sólo como inscripción sino como montaje y suma de subjetividades, dando nuevo protagonismo en la obra de Luisa de Noriega no sólo al tiempo sino al espacio.
 
Refleja así un proceso de exploración de distintas dimensiones de la autoexpresión, empujando los límites de la pintura abstracta, para indagar en sus lindes con la escultura y la instalación, en una evocación de la vivencia personal entre el paisaje y los lugares y elementos objetuales y emotivos de la cotidianeidad.
 
 
El tiempo y Luisa de Noriega
por Luisa de Noriega
 
Esta exposición, como otras anteriores, es el resultado de una misma inquietud: el tiempo, ése que sin duda es para nosotros un enigma incomprensible. Su paso por nuestra existencia es invisible, pero nos percatamos de su devenir como una memoria que exhibe su ausencia. El tiempo lo podemos proyectar hacia el futuro únicamente como pensamiento, como realidad que aún no se concreta: su sutil tránsito deja huellas por todas partes y es a través de los seres humanos que se expresa la conciencia de su transcurso. Tiempo es una palabra, su presencia está en la vida. ¿Cómo contenerlo? ¿Cómo atrapar su huella? Ésta ha sido mi búsqueda durante los últimos años y hoy les comparto el resultado de esas preguntas. No pretendo dar respuestas a estos enigmas pues no las tienen, pero presento mi experiencia dentro de una temporalidad.
 
Comúnmente decimos que el tiempo se nos escapa, que se va volando… Para mí, la tarea de pintar, dibujar o bordar es una manera de atraparlo, de "guardar" entre líneas, trazos o puntadas, las emociones que se suscitan al momento de crear, en una franca necesidad de dejar un rastro, un registro de mi existencia.
 
Ésa es la intención extemporánea de mi trabajo. Los materiales que utilizo me resultan adecuados para tales fines. Hilo, acrílico, laca automotiva y óleo sobre tela: técnicas distintas entre sí bajo una idea en común que concreta una serie de obras en las que la huella del tiempo se hace presente.

Existen similitudes entre estas dos formas de expresarme, tanto en los elementos formales que utilizo al pintar o bordar: ritmo, repetición, tensión, contraste, como en la aplicación de materia, sea cual fuera, pintura o hilo. Ambas generan ritmos mecánicos y distintos planos sobre una retícula imaginaria. Cada obra posee superficies que se sobreponen creando planos ambiguos confundiéndose entre sí, como el tiempo. De esta manera, el lienzo opera como el ámbito donde se da la vida, y el tiempo como la materia con la cual se concreta este entorno. Considero significativo tener la oportunidad de exhibir mi trabajo en la Galería de la Torre del Reloj, símbolo del tiempo, que está muy presente en mi obra.
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