La mirada seducida
Lunes, 26 Mayo 2014 08:57
Escrito por Inmaculada Abarca
Partiendo de la cercanía e inspiración creativa de las plantas de su jardín la obra de Siegmann ha ido configurando un nuevo universo. Ante su actual obra nos encontramos con el mismo proceso de figuración entre el simulacro y la reivindicación del momento. La seducción inteligente que producen sus piezas se corresponde de forma espontánea, con aquella que representa el dominio del universo simbólico, con el exceso de realidad que nos acontece. Estamos ante una forma de ir más allá de la simulación, Siegmann genera espacios que no remiten a las apariencias simples sino que, por refracción, nos hace conscientes de la ausencia a la que pudiéramos estar destinados, entre los cuales, uno de los escenarios posibles sería aquél invadido por una Naturaleza en desmaterialización. El juego que proponen estas formas vegetales es el principio de incertidumbre, el simulacro irónico, la seducción y la ambigüedad así como el testimonio radical de la misma. No es una seducción blanda la que aquí se nos presenta, sino una forma de romper la inercia, la seducción como “desafío”, la única vía en opinión de Baudrillard, según la cual las cosas funcionan. La seducción no es lineal, sino oblicua; la seductora, en este caso, la artista, deja flotar los signos, sabe que dejarlos en suspenso es favorable y apunta a una estética de la ironía, en la que la desilusión del artificio no termina con las posibilidades de la percepción sino que deja abierto el campo estético. La propuesta de Siegmann nos conciencia de la urgencia de actuar y siguiendo a Baudrillard, aporta una nueva visión de la problemática: “El original se ha perdido, sólo la nostalgia puede restituirlo como auténtico”