Entrevista Miguel Ángel Ceballos, difusión del Conaculta
Lunes, 26 Mayo 2014 11:29
Escrito por Miguel Ángel Ceballos
1.Recuerdo que en la exposición que presentó el año pasado, "Árboles y cuerpos", hablaba de cómo diversas obras artísticas, tanto plásticas como musicales y literarias, la habían inspirado. ¿Qué la inspiró en esta ocasión para crear las obras de "Dualidad y transformación"?
Lo que inicialmente dio origen a estas imágenes que forman la colección titulada Dualidad y transformación, fue mi profunda reflexión sobre el proceso a través del cual los seres humanos sufrimos y enfrentamos –en la propia vida- la dualidad, los contrarios antagónicos, las paradojas y su transformación en el proceso de individuación / maduración. Una fuente de inspiración fue la riqueza de la mitología prehispánica en uno de los mitos de la creación cuya figura central es Ometeotl, el dios de la dualidad, y el proceso de su desenvolvimiento desde un estado de totalidad inconsciente, en donde todos los opuestos están indiferenciados, pasando por un proceso de diferenciación y separación gradual, como sería de lo masculino y lo femenino, hasta su complementariedad consciente como un todo y su transformación. Asimismo, fui inspirada no nada mas por la representación simbólica de las deidades a las que está dedicado el Museo Anahuacalli, en tanto representaciones de los cuatro elementos, que al ser opuestos forman la totalidad del universo: Ehecatl, dios del viento, Chicomecoatl, diosa de la tierra, Tlaloc, dios de la lluvia y Huehueteotl, dios del fuego, sino también por los aspectos bivalentes de estas deidades, es decir, sus aspectos tanto luminosos como oscuros, y sus paralelismos con el proceso de dualidad, diferenciación, separación, discriminación hacia la transformación. Otra fuente de inspiración fue mi encuentro con el arte textil indígena de las mujeres mixtecas de la Sierra de Oaxaca que tejen con telar de cintura los lienzos sobre los cuales son bordadas diferentes imágenes arquetípicas. El arte de tejer y entretejer representa simbólicamente la imagen de la tejedora como creadora arquetípica del universo. El acto de tejer y entretejer involucra la dualidad tanto en la estructura del tejido, como en el proceso mismo de tejer: la trama y la urdimbre, así como lo que emerge de forma creativa a través de la imagen, que parte del entretejido de las dos. Es así como a través del arte textil indígena, no nada más entretejí visualmente el mundo prehispánico con el mundo contemporáneo, sino además, a través de la imagen de la columna vertebral entretejida de manos en blanco y negro intento encarnar este proceso. Las manos –simbólicamente- representan, como bien diría Aristóteles, “la herramienta de las herramientas- en tanto que nos permiten lidiar y navegar en el territorio horizontal, en tanto que la columna vertebral, como sostén estructural de la esencia misma, representa el territorio de lo vertical.
2.- Si bien su obra siempre se ha caracterizado por su relación con la naturaleza, ¿hasta qué punto cree que ha llegado en esa relación con este nuevo cuerpo de obra?
En mi obra, utilizo expresiones de la naturaleza, raíces, árboles, hojas, ramas, como un paralelismo metafórico al proceso psíquico de transformación. Es cierto que en este nuevo cuerpo de obra, Dualidad y transformación, la relación con la naturaleza adopta un nuevo nivel de desarrollo y transformación en el que la figura es revestida con ropajes arquetípicos (Autorretrato como Chicomecoatl).
3.- ¿Cuál es el motivo por el que privilegia el formato vertical en sus obras?
En mi experiencia, el formato vertical representa, en mis obras, la profundidad de lo invisible a lo visible, de lo desconocido a lo conocido, de lo externo al mundo interno, que se ve, por ejemplo, en las imágenes de cuerpo y árbol, como simbólicas de la conexión del mundo terrenal y celestial, de lo mundano y lo espiritual que en sí mismos hacen una totalidad.
4.- ¿Hasta dónde el trabajar con el propio cuerpo sobre la superficie del papel puede considerarse como un ritual o como una técnica de dibujo?
En mi caso, el proceso a través del cual trabajo con mi propio cuerpo es un ritual que a lo largo de 27 años se ha convertido en técnica. Sin embargo, la experiencia ritualista es única y diferente en cada obra porque en ella trazo la silueta que a su vez se borra, se desvanece y se re-crea, dando vida propia a la obra durante el proceso de la creación.
5.- ¿Qué considera actualmente que sería su dualidad y qué transformaciones ha sufrido en los años recientes como artista?
Mi dualidad como artista siempre está entre la técnica y el ritual. Sólo en la experiencia del conflicto entre ambas emerge la tercera posibilidad, que es la creación única de cada obra. Para mí, el trabajo creativo, que siempre involucra el diálogo entre los opuestos del ego y el self, intenta respetar el equilibrio entre ambos mundos.
Lo que inicialmente dio origen a estas imágenes que forman la colección titulada Dualidad y transformación, fue mi profunda reflexión sobre el proceso a través del cual los seres humanos sufrimos y enfrentamos –en la propia vida- la dualidad, los contrarios antagónicos, las paradojas y su transformación en el proceso de individuación / maduración. Una fuente de inspiración fue la riqueza de la mitología prehispánica en uno de los mitos de la creación cuya figura central es Ometeotl, el dios de la dualidad, y el proceso de su desenvolvimiento desde un estado de totalidad inconsciente, en donde todos los opuestos están indiferenciados, pasando por un proceso de diferenciación y separación gradual, como sería de lo masculino y lo femenino, hasta su complementariedad consciente como un todo y su transformación. Asimismo, fui inspirada no nada mas por la representación simbólica de las deidades a las que está dedicado el Museo Anahuacalli, en tanto representaciones de los cuatro elementos, que al ser opuestos forman la totalidad del universo: Ehecatl, dios del viento, Chicomecoatl, diosa de la tierra, Tlaloc, dios de la lluvia y Huehueteotl, dios del fuego, sino también por los aspectos bivalentes de estas deidades, es decir, sus aspectos tanto luminosos como oscuros, y sus paralelismos con el proceso de dualidad, diferenciación, separación, discriminación hacia la transformación. Otra fuente de inspiración fue mi encuentro con el arte textil indígena de las mujeres mixtecas de la Sierra de Oaxaca que tejen con telar de cintura los lienzos sobre los cuales son bordadas diferentes imágenes arquetípicas. El arte de tejer y entretejer representa simbólicamente la imagen de la tejedora como creadora arquetípica del universo. El acto de tejer y entretejer involucra la dualidad tanto en la estructura del tejido, como en el proceso mismo de tejer: la trama y la urdimbre, así como lo que emerge de forma creativa a través de la imagen, que parte del entretejido de las dos. Es así como a través del arte textil indígena, no nada más entretejí visualmente el mundo prehispánico con el mundo contemporáneo, sino además, a través de la imagen de la columna vertebral entretejida de manos en blanco y negro intento encarnar este proceso. Las manos –simbólicamente- representan, como bien diría Aristóteles, “la herramienta de las herramientas- en tanto que nos permiten lidiar y navegar en el territorio horizontal, en tanto que la columna vertebral, como sostén estructural de la esencia misma, representa el territorio de lo vertical.
2.- Si bien su obra siempre se ha caracterizado por su relación con la naturaleza, ¿hasta qué punto cree que ha llegado en esa relación con este nuevo cuerpo de obra?
En mi obra, utilizo expresiones de la naturaleza, raíces, árboles, hojas, ramas, como un paralelismo metafórico al proceso psíquico de transformación. Es cierto que en este nuevo cuerpo de obra, Dualidad y transformación, la relación con la naturaleza adopta un nuevo nivel de desarrollo y transformación en el que la figura es revestida con ropajes arquetípicos (Autorretrato como Chicomecoatl).
3.- ¿Cuál es el motivo por el que privilegia el formato vertical en sus obras?
En mi experiencia, el formato vertical representa, en mis obras, la profundidad de lo invisible a lo visible, de lo desconocido a lo conocido, de lo externo al mundo interno, que se ve, por ejemplo, en las imágenes de cuerpo y árbol, como simbólicas de la conexión del mundo terrenal y celestial, de lo mundano y lo espiritual que en sí mismos hacen una totalidad.
4.- ¿Hasta dónde el trabajar con el propio cuerpo sobre la superficie del papel puede considerarse como un ritual o como una técnica de dibujo?
En mi caso, el proceso a través del cual trabajo con mi propio cuerpo es un ritual que a lo largo de 27 años se ha convertido en técnica. Sin embargo, la experiencia ritualista es única y diferente en cada obra porque en ella trazo la silueta que a su vez se borra, se desvanece y se re-crea, dando vida propia a la obra durante el proceso de la creación.
5.- ¿Qué considera actualmente que sería su dualidad y qué transformaciones ha sufrido en los años recientes como artista?
Mi dualidad como artista siempre está entre la técnica y el ritual. Sólo en la experiencia del conflicto entre ambas emerge la tercera posibilidad, que es la creación única de cada obra. Para mí, el trabajo creativo, que siempre involucra el diálogo entre los opuestos del ego y el self, intenta respetar el equilibrio entre ambos mundos.