Yo ya no espero, vivo
La poesía de Rosario Castellanos me toca profundamente, a pesar de la distancia temporal. Su potente manera de afirmarse como mujer en este mundo, con todo lo que eso implica, en un tiempo aún más hostil para nuestro género que hoy en día, es admirable e iluminadora.
Esta pieza múltiple, que bien puede leerse como hojas sueltas de un libro, está compuesta por 10 bordados en los que reproduzco algunos de los versos del poema “Misterios gozosos”, uno de mis favoritos. Elegí los versos pensando en lo que me representaba o con lo que me identificaba más. El proceso fue largo: leer y releer el poema, sentir cada verso y extraerlo para recontextualizarlo, hacer muchos bocetos, elegir las telas y los hilos, rehacer la composición, terminar cada pieza sobre una tela diferente y con medidas que respondían a la necesidad de cada una de ellas. El libro está bordado a mano y cosido casi en su totalidad a mano. Rellenarlo y hacer que tuviera volumen, más textura y fuera más táctil, fue uno de mis objetivos. En total me llevó casi 4 años terminarlo, cada página y cada verso dictaban sus propios tiempos y voluntades, yo solo les obedecía.
Bordar poesía, bordas las palabras, me permite sentirlas y transmitirlas de otro modo, puntada a puntada, mientras el tiempo fluye a su ritmo y yo, “sólo como de viaje, como en sueños”, quedo absorbida en esta acción.