Colecciones
Coleccionar objetos es una afición natural e inevitable. Desde niña colecciono cosas, objetos, gestos e instantes. El tiempo congelado, la memoria que resguardan, la emoción que contienen en secreto; el paso del tiempo, el cambio permanente, la sorpresa…todo esto es lo que me lleva a guardar, a coleccionar.
La serie que ahora presento es una colección de residuos de la vida cotidiana, de nuestro paso por el mundo, el retrato de lo que somos, lo que comemos, la ropa que portamos: un diario de familia, de mi familia y nuestro acontecer en un ámbito material que se repite todos los días, y que es, sin embargo, siempre diferente.
Más allá del discurso de género y de los roles establecidos dentro de la estructura familiar, mi trabajo habla de lo estético y el disfrute de las acciones cotidianas inevitables, el goce dentro de la rutina. Mirar lo cotidiano como escape.
Los restos resultado del desgaste de la ropa, que se convierten en papel al salir de la lavadora o en rollos de suaves pelusas en el filtro de la secadora, las bolsas de las infusiones o tés que tomamos por las tardes, los tallos de los imprescindibles ajos en mi cocina, son algunos de los residuos que atesoro desde el 2007 y que muestro ocasionalmente en galerías o entre amigos.