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Lilliput en aprietos

Miércoles, 18 Diciembre 2013 13:09 Escrito por Sylvia Navarret

Octubre 2008

A un accidentado viaje iniciático nos convida esta nueva serie de Mayra Céspedes. “Simulaciones de un sueño” no es tanto el recorrido por algún trance onírico, cuanto la bitácora del proceso de madurez mediante el cual uno se abre paso al desarrollo profesional y, simultáneamente, a la realización personal. La autora reduce a escala diminuta sus protagonistas (niña angelical, gatitos de plástico, sombrillas de cocktail) y los arroja a escenografías del peligro urbano y doméstico. Con efectos de suspenso y un sentido de la hilaridad que no la abandona ni en los momentos de mayor congoja, nos muestra a esos lilliputenses extraviados en la gran ciudad, a punto de ser atropellados por el tráfico desquiciante del D. F., cuando no engullidos por una alcantarilla o arrasados por alguna catástrofe sin par en un andén de metro. En casa, pueden acabar ahogándose hasta en el lavabo.
 
El tránsito metropolitano es aquí una metáfora de la transición. Todo se mueve, nada es reconocible ni asible. La infancia se ha largado sin decir agua va. Uno sigue cultivando gustos y hábitos adolescentes, pero debe empezar a asumir prerrogativas y compromisos de adulto. El hogar en Cuernavaca ya no es refugio. Los familiares son bizarros, su trato ha cambiado. Incluso los espacios íntimos mutan: la recámara se convierte en bodega documental y de obra pendiente. Los avatares de la crisis postadolescente que nos narra aquí Mayra Céspedes, en los que afloran los síntomas de la soledad, la angustia y la enajenación, describen los esfuerzos desesperados por forjarse un sentimiento de pertenencia, o en otras palabras, una identidad individual. Recuerdo con claridad los trabajos anteriores de Mayra Céspedes, que me fascinaron al descubrirlos en bienales (Yucatán, Monterrey, FEMSA) en las que esta artista ha participado con mucho tesón en esta década. Eran retratos fotográficos a la Mauricio Garcés, que campeaban a una pin-up de barriada tomando el sol en su azotea. La rudimentaria técnica estenopeica, el glamour retro y ramplón de ese pastiche publicitario, eran indicios de una convincente capacidad de crear imágenes. Esa aptitud se mantiene intacta en “Simulaciones de un sueño”. Pero lo que era antes pura seducción ahora se pone a conmovernos: el clima de fábula existencial de este nuevo proyecto, además de su tono que combina desasosiego y farsa, le confieren la vibración emocional de un autorretrato explícito, y que sin embargo nunca renuncia a la gracia ni al candor.
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