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La reactivación del mito

Miércoles, 18 Diciembre 2013 13:30 Escrito por Josefína Alcazar

El performance tiene para María Eugenia Chellet (México, 1948) un aspecto terapéutico.
 
Hacer performance es una necesidad interior de expresar frente a los demás una idea, un sentimiento, una fantasía o una obsesión de manera plástica; se trabaja con lo interno y lo externo, involucrando un tiempo y un espacio determinados. Maru ha practicado el aspecto ritual del performance, y al hacerlo se he redimido. La reactivación del mito la ha puesto en contacto con verdades fundamentales y trascendentales.
 
Su infancia transcurrió plena de puestas en escena ritualizadas, a cargo de uno de sus hermanos –diez años mayor que ella. Él escenificaba, encarnado en personajes como el muerto, la momia, Frankenstein, Drácula o el Hombre lobo, acciones de terror para divertirse. Más tarde, pero ya bajo su propia dirección, María Eugenia continuó con estos actos en los que no distinguía la ficción de la realidad, llegando a situaciones reales de peligro y miedo.
 
Para su fortuna pudo ser artista, primero fotógrafa y musa: quería ver y ser vista. Suscitaba el deseo de ser eternizada en la pintura, pero también quería eternizar la vida en imágenes fotográficas. Treinta años de su vida transcurrieron al lado de pintores bohemios y extravagantes que le proporcionaron el disfrute de actos violentos y excesivos, que Maru interpretaba como acciones y vivencias vitales.
 
María Eugenia se inició en la fotografía y en el collage de donde parten sus primeros trabajos de performance. Su obra tiene que ver primordialmente con el autorretrato, una forma de explorar la identidad y afirmar su ser en el espacio y en el tiempo. Aborda el mundo mítico de las imágenes femeninas idealizadas en la pintura clásica, en el cine, en la historieta, en los pin-ups y en la publicidad. Trabaja el imaginario colectivo con representaciones de imágenes arquetípicas que cristalizan en la cultura mass–media en forma de prototipos, modelos originales que se simplifican en estereotipos reproducibles. Emprende un viaje a través de los arquetipos femeninos del arte clásico y se plantea ella misma como la modelo.
 
Para Maru,  si bien el performance es una acción plástica que requiere de un desarrollo intelectual y creativo, y del manejo técnico del propio cuerpo –respiración, movimiento y gestualidad, entre otros—, es también una forma de redimir las desesperanzas, obsesiones, fantasías, pesadillas, energías acumuladas en la infancia –nunca resueltas— y demás visitantes nocturnos de manera imaginativa, en la creación de un tiempo y un espacio propios. Es una forma de autorreafirmación.
 
Fuentes: Serie documental de Performance Mujeres en Acción, Josefina Alcázar (compiladora), 2006.
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