Los Éxodos de Helen Escobedo
Desde el 26 de octubre, entre los caminantes distraidos que corren camino a su oficina o venden periódicos o desde las bancas revisan anuncios en busca de trabajo, sobresalen 101 figuras creadas por la artista Helen Escobedo (1934) para su instalación Éxodos: una evocación a la multitud de seres expulsados de su tierra debido a la violencia de la pobreza, las guerras o las catástrofes naturales y sociales. De México hacia Estados Unidos, de África hacia Europa, del Este al Oeste, del Sur al Norte.
Arte público, obra efímera, intervención precisa pero sutil sobre este fenómeno que arrastra mares de gente hacia destinos desconocidos, agrestes, plagados de injusticias y pocas esperanzas, aunque todas estén puestas en la otra orilla, la otra cultura, la otra cara, el otro idioma...
Hechas de varilla y trapos, las piezas a escala humana fueron elaboradas con la colaboración de jóvenes de talleres de escultura, grabado y papel del Faro de Oriente, así como de promotores de cultura ligados a la Secretaría de Cultura del DF (instancia organizadora de la instalación).
Se usaron 186 kilos de tela, 432 metros de varilla y una tonelada de cemento. Bajo la curaduría de Graciela Schmilchuk, continuarán en el espacio abierto durante dos meses para que los públicos potenciales perciban este caudal de exiliados inmóviles, mudos, pero tan presentes.
Éxodos es la más reciente de las intervenciones de Helen Escobedo en la casa común de todos nosotros, la calle. Otras presencias han sido sillas encaramadas en los árboles para que en Finlandia se pusiera atención a la tala inmoderada para la elaboración de muebles de madera. Una centena de paraguas y llantas convertidos en tortugas, a fin de erradicar o disminuir la depredación de estos animales en Costa Rica. O la colocación de una montaña de basura junto al Lago de Chapultepec para subrayar las 10 toneladas que cada fin de semana se generan en ese punto de recreo defeño.
Esta no es la primera estancia de la serie de refugiados. La primera vez que Escobedo llevó sus Éxodos al mundo fue en 1997 cuando intervino un parque de Hamburgo con 101 figuras de paja en dirección a la estación de trenes, de la misma manera en que se había deportado a la comunidad judía en la época nazi. Luego lo hizo en una iglesia en desuso en la ciudad fronteriza de Francfort-Oder (Alemania-Polonia).
El carácter efímero de la obra de Helen es fiel a su propia naturaleza. Cree en la impermanencia y adora viajar ligera, tener libertad y trabajar en equipo, con los materiales de cada lugar, las necesidades, esencias y problemas locales sean en San Francisco o Nueva Zelanda, Cuba o Jerusalén, Londres o Montreal, Praga o Varsovia, Tijuana o Amberes. Empero, entre sus obras de naturaleza permanente figuran casas, escuelas y edificos de oficinas. Hizo la escultura Puertas al viento de la famosa Ruta de la amistad y formó parte de la creación colectiva del Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria, entre otras intervenciones.
Ahora, a su reconocimiento del Mérito Universitario por parte de la UNAM, esta viajera permanente, con estancias alternadas en México y Alemania, sumará el de Ciudadana Distinguida que le otorgará el Gobierno del Distrito Federal. Felicidades por ese reconocimiento, también por el Premio Nacional de Artes 2009 que le entregarán pronto y por su pieza Éxodos. Pero, sobre todo, por su espíritu de lucha por la vida.