MUJERES RECREÁNDOSE AL INFINITO

¿Existe algo que se pueda llamar fotografía femenina o fotografía de mujeres,
o hay que denominarla simplemente fotografía?
 Eli Bartra, 1996

Desde 1849, fecha de la introducción de la fotografía en Puebla por daguerrotípistas viajeros, la fotografía ha tenido una larga y pausada historia que, en momentos variados, diversos personajes en calidad de científicos, inventores y artistas, aportaron sus conocimientos y experiencias a la muy nueva profesión: fotógrafo. En ese momento, el retrato fue el principal tema que los fotógrafos abordaron, estableciendo entonces, las convenciones necesarias para la realización de este tipo de fotografías. Ellos inicialmente hicieron los retratos dentro del gabinete, este era una habitación espaciosa con ventanas o lucernario para proporcionar de luz natural al espacio, con una o varias cámaras de mesa o tripie, y con un mobiliario generalmente compuesto con sillas y mesas, contaba además con cortinas de piso a techo para filtrar la luz o como elemento decorativo, tapetes o alfombras, uno o varios cicloramas pintados emulando un jardín con las clásicas barandas de escenografía y el infaltable sujetador para la cabeza, implemento necesario para mantener inmóvil al sujeto retratado.

Estos retratos muestran a los personajes en poses clásicas, desatacando el rostro y el vestuario, logrado esto por el manejo adecuado de la luz. Los avances técnicos permitieron la multiplicación de estos retratos, lo que originó el intercambio de fotografías entre familiares y amigos, imágenes que principalmente pasarían a formar parte del álbum familiar. Su demanda fue tan singular, que se coleccionaban también los retratos de mexicanos de renombre, por lo que el gremio de los fotógrafos rápidamente se convirtió en grabador de estilos y convenciones, en depositario de los valores sociales y en testigo de la cultura nacional.

Este gremio por la propia producción de las imágenes, demandaba de un trabajo mayormente artesanal, requirió de la mano de obra femenina. Mujeres anónimas y dependientes de las condiciones imperantes del mercado, que se veían obligadas a buscar en esta profesión con qué ganarse el sustento, así, se convirtieron en retocadoras de negativo o papel, coloristas o iluminadoras y en el menor de los casos, operarias de la cámara; por lo que se mantuvieron en condiciones de aislamiento y segregación y a la sombra del fotógrafo quien era el que firmaba las obras para el mercado, no se les reconocía su participación en la creación de las fotografías.
      
Mujeres conectadas por la semejanza de su oficio que en sus prácticas aplicadas, produjeron profesionalmente arte, gracias a la manipulación organizada de la luz, la composición, a su destreza técnica en el laboratorio y que con su participación imaginativa, alcanzaron la eternidad al captar momentos efímeros. Unas más que otras, pudieron desarrollar características distintivas o rasgos diferenciales como resultado de la adaptación al medio, y que gracias al retrato, pudieron difundir con rapidez y facilidad su creatividad y estilo, cualesquiera que fueran sus rasgos culturales, así, la fotografía hizo de cada de estas mujeres una artista.
      
Estas fotógrafas que tenían en común su experiencia humana, son presentadas en esta exposición de manera somera y selectiva, con un material heterogéneo en cuanto a contenido y forma, lo que proporciona datos sobre los distintos aspectos de la fotografía: sus cambios, evoluciones y semejanzas en un periodo de 70 años, fotografías orientadas para el análisis de cómo, ellas abordaron de distintas maneras el mismo tema, el retrato femenino. Todas las fotografías de esta muestra son del fondo Fotógrafos poblanos de la Fototeca Lorenzo Becerril A. C. Puebla.

EL RETRATO EN EL JARDÍN. Carolina Rischer de Fotografía Mexicana instalada en la Calle 2ª de Mercaderes No. 9, Puebla, de 1900 a 1921.
      
En 1901, Carolina Rischer la viuda del afamado fotógrafo Lorenzo Becerril, continúo con la Fotografía Mexicana mientras se resolvía la Testamentaría: “Ejecución o cumplimiento de la voluntad establecida en un testamento”. En 1902, el gabinete está anunciado en el Almanaque de Mendizábal como “Becerril Sucesores”, el término “sucesor” define muy bien lo que Rischer hacía, ser la sucesora o continuadora de la obra de Becerril ya que ella se subsumió al gabinete bajo el patrocinio de su esposo. Sin embargo, en el Directorio de Toussaint desde 1902 ya aparece como “Carolina Rischer” no obstante, las fotografías realizadas en el gabinete siguieron “firmadas” como de Lorenzo Becerril. En 1912, en la Revista Puebla Ilustrada, aparece el siguiente anuncio, “La Fotografía de L. Becerril, Sucrs. es la más antigua y acreditada en esta Ciudad, fue fundada en el año de 1867 y en tan largo periodo de tiempo jamás ha perdido el favor de público por su constante afán de entregar un perfecto y artístico trabajo. Antes de ir a otra Fotografía, le invitamos a que visite ésta, en la cual encontrará retratos a su gusto, en diferentes clases de papel, hermosas iluminaciones y precios al alcance de todas las fortunas. No hay que olvidar que ésta garantiza sus trabajos”. Desafortunadamente lo de “perfecto trabajo” no se cumplía, ya que las fotografías hechas por Rischer no tenían la calidad técnica mostrada en las imágenes hechas por Becerril. Entendemos entonces que el reconocimiento social de la artista no dependía únicamente de la calidad de sus obras, sino de su cometido social, producir retratos que sirvieran para continuar con el estilo de Becerril: mujeres en pose clásica recortadas sobre un jardín artificial, mesa o silla para apoyo y luz uniforme.

LA EVOLUCIÓN DEL RETRATO. Paola Rados K. en Foto Estudio Hollywood ubicado Calle del 5 de Mayo No. 1006, Puebla, 1931 a 1938.

Rados es la segunda mujer fotógrafa identificada después de Rischer. En un enfrentamiento crítico con otros fotógrafos, estilos y técnicas, sus fotografías presentan sus intenciones artísticas: para los retratos de mujeres, el empleo del negro como fondo para sustraerlas de todo elemento escenográfico que resulte distractivo. Rados también destaca por interpretar el sentido de la luz, ella ilumina de manera uniforme el rostro y con una luz dirigida detalla el cabello; esta exégesis de la luz es la parte constitutiva de su obra. Sus fotografías muestran además, un énfasis en el rostro, dicho acercamiento marca una evolución en la manera de hacer un retrato. Del acervo de fotógrafos poblanos, este es el único fondo que muestra las características enunciadas. Siempre identificó sus imágenes con un sello circular al frente y a partir de 1937, además con un sello de goma al respaldo. En 1938 Rados traspasó Foto Estudio Hollywood a Guillermo Rodosch, un ruso que en esa época vivía en Puebla. Él, en 1943, se lo vendería a Julia Artasánchez.

OTRA MANERA DE HACER RETRATOS. Julia Artasánchez en Foto Hollywood, Calle del 5 de Mayo No. 1006 Puebla, 1943 a 1985
      
Artasánchez llegó a Foto Hollywood como colaboradora de Rodosch en el área administrativa y mujer deseosa de aprovechar la oportunidad de mostrar sus aptitudes y habilidades ya desarrolladas en la práctica fotográfica, al año siguiente Artasánchez compra a Rodosch Foto Hollywood trabajándolo hasta 1985. Sus fotografías están escrupulosamente elaboradas, manifiestan la armonía en la pose, el tratamiento dado a la iluminación, la instrumentación de la cámara en  encuadres hechos para el lucimiento del vestido y las joyas, y en algunas de las imágenes, la aplicación del color, todo era parte de su estilo. Artasánchez se especializó en retratos de boda, la elegancia en el porte hacía de los novios los actores de su propia obra. En los años sesentas, debido a sus excelentes retratos, el estudio llegó a contar con más de treinta empleados. Artasánchez junto con Carmen Letona, fueron de las pocas mujeres reconocidas en el medio, también ambas fueron mujeres de larga trayectoria, más de cuarenta años como fotógrafas.

MUJERES RETRATADAS PARA LA GALA. Carmen Letona, en la Calle del 16 de Septiembre No. 1311 Puebla, 1950 a 1993.

Letona es la primera mujer fotógrafa que sale del anonimato y desarrolla su vigorosa personalidad, mostrada ésta, no solamente en el uso de su nombre como identidad para el estudio, sino también, por el modelo empresarial que llevó a cabo. Mientras que la autoría de la obra de Carolina, Paola y Julia va ligada al nombre del fotógrafo que las antecedió o del estudio fotográfico en que desarrollaron su obra, Letona hizo valer su nombre como la expresión de su individual, firmando incluso sus fotografías en manuscrito, quedando esto como un manifiesto, como un escrito programático que denota que ella se liberó de la dependencia del gusto del público, el de exhibir en las imágenes las firmas de los hombres o los sellos de los estudios. Letona, mujer inspirada por la luz y por la cámara, antes de instalarse en el estudio trabajó en su casa, haciendo fotografías solamente por cita. Ella era muy meticulosa en su manera de hacer fotografías, instruía a su auxiliar acerca del tipo de iluminación y poses que pretendía para remarcar la elegancia de las mujeres que vestidas de gala, se presentaban en el estudio para hacerse un retrato. Letona contaba con personal encargado del manejo de la cámara, con iluminadores, laboratoristas y retocadores para negativo y positivo. Por varios años realizó las fotografías panorámicas de universidades y colegios; también fue la fotógrafa del evento social más importante de la ciudad, el baile de Las Debutantes de la Cruz Roja. Letona también tenía pretensiones artísticas, realizo imágenes en color y blanco y negro para su publicación en almanaques y calendarios,  fotografías que permiten conocer el proceso creativo desarrollado en su obra. El estudio estaba ubicado en una casona colonial de impresionante belleza, en el barrio el Carmen del Centro Histórico de Puebla.

Se presentaran obras de las fotógrafas mostradas en la exposición Otras miradas. Mujeres fotógrafas en México, 1872-1960, bajo la curaduría del Mtro. José Antonio Rodríguez, dicha exposición se llevará en el MAM de la ciudad de México, del 14 de abril al 14 de agosto del 2011. Esta muestra en su itinerancia a una segunda sede, se presentará en la Casa de América en Madrid, España, del 28 de septiembre del 2011 al 10 de enero del 2012.