Presentación de libro MUMA Arte, goce y encuentro

martapalau
Nómadas | Marta Palau | 1998 | Instalación

por Dina Comisarenco Mirkin
28 de septiembre de 2015
Universidad Iberoamericana

El primer museo de la mujer en América Latina fue fundado recién en el 2006, en Buenos Aires, Argentina, y el segundo, en el Distrito Federal, México, inauguró hace tan solo algunos años, en marzo del 2011. El desfase temporal de ambos museos con relación a otras partes del mundo, no se debió a la falta de iniciativa de las mujeres de nuestra región, que venían intentándolo desde hacía mucho tiempo atrás, sino más bien a la intensa resistencia ofrecida por las instituciones oficiales que se mantenían sordas a sus peticiones.1


Esta situación influyó en que el MUMA, el museo de mujeres artistas mexicanas, creado en el 2008, surgiera como un museo independiente y de tipo virtual, precisamente con la clara conciencia de que de una u otra forma los obstáculos debían ser sorteados, garantizando al mismo tiempo la perspectiva feminista del movimiento mexicano. MUMA optó así por el formato virtual, que permite el fácil y libre acceso de un muy amplio público no solo en México sino alrededor del mundo, asegura la independencia de cualquier órgano oficial para garantizar así su posición vanguardista sin tener que ceder ante compromisos políticos ni de ningún otro tipo, y aprovecha el dinamismo propio del medio electrónico que favorece la permanencia, el crecimiento y la actualización de sus colecciones y exposiciones con gran flexibilidad y libertad.
La iniciativa partió de la fotógrafa y videoasta Lucero González, quien al recibir un premio de la "Sociedad Mexicana Pro Derechos de la Mujer A.C. Semillas," (un fondo feminista dedicado a financiar proyectos de mujeres para el cambio social desde una perspectiva de los Derechos Humanos), decidió organizar un museo virtual para construir la memoria de las mujeres mexicanas en las artes visuales a partir del siglo XX. Se formó entonces un consejo consultivo y se propuso ampliar el horizonte sobre las diferentes expresiones de las creadoras en México, para promover la reflexión y el diálogo sobre el arte, tendiendo puentes con iniciativas en otras partes del mundo, y para reconocer el valor y las aportaciones en la construcción de la diversidad cultural y el respeto por las personas sin discriminación de cualquier tipo: edad, religión, preferencia sexual, raza o clase social.

En la página del museo en el momento mismo de la creación del MUMA, explicaba Karen Cordero, mi querida colega y una de las almas principales de este importante museo virtual, que el proyecto era necesario pues buscaba “proveer a sus usuarios de herramientas visuales, textuales e interactivas para conocer y navegar en [el] campo histórico y actual [del feminismo],  proporcionando acceso a documentación sobre obra, escritos y exposiciones, junto con la posibilidad de presenciar diferentes construcciones museales virtuales de las relaciones posibles entre estos elementos.”  Todos estos objetivos, pese a la creación del Museo de la mujer que le sucedió, siguen siendo hoy tan necesarios y vigentes como en aquel entonces.

El MUMA funciona como un importante archivo de artistas mexicanas de los siglos XX y XXI, actualmente cuenta ya con alrededor de 200 participantes, constituyendo así un archivo realmente extraordinario, que como historiadora del arte especializada en cuestiones de género he consultado y consulto abundantemente y con mucho provecho pues provee excelente información de primera mano en una plataforma por cierto, muy amigable. El MUMA presenta también exposiciones virtuales bimestrales de gran interés, ya más de 30, ya sea con curadurías realizadas por las mismas artistas del museo o por invitación a alguna artista, curadora o historiadora externa, o bien como versión virtual de alguna exposición realizada originalmente en galerías de diferentes ciudades del país (nuestra exposición de Fanny Rabel, en la que participaron muchas de las integrantes de la actual asociación de alumnas que hoy nos convocan en este encuentro, y que nos llenan de orgullo, cuenta con su versión digital en MUMA prolongando así su vida física y llegando a un enorme público tanto nacional como internacional).

Prueba de la vigencia de MUMA y del gran interés que sigue suscitando es que el sitio recibe casi 300 mil visitas anuales, situación que puedo vaticinar que con el tiempo seguirá creciendo de forma exponencial, porque una vez que lo conocemos, no podemos más sino convertimos en sus asiduas visitantes. Además del archivo artístico, en su sección biblioteca el MUMA publica numerosos ensayos de temas relacionados con el género, con las mujeres artistas y con las prácticas museográficas actuales, que proveen de herramientas de interpretación y que dan información sobre distintos casos históricos abriendo la reflexión y el diálogo también en el campo de la crítica y la historia del arte. La página contiene también noticias, enlaces de interés y alianzas que complementan este importante sitio que ayuda a llenar un grave vacío para el desarrollo y difusión de las mujeres artistas mexicanas, con una visión plural e incluyente, que tanto necesitamos en el país.

Para celebrar sus primeros siete años de vida, un logro de por sí digno de toda nuestra admiración tratándose de una iniciativa independiente de corte feminista con todas las dificultades que ello implica, el Museo de Mujeres Artistas Mexicanas, decidió publicar, con el apoyo de Fundación Ford y ONU Mujeres, el libro titulado MUMA Museo Mujeres Arte Goce En-cuentro. Arte y Feminismo, en versión impresa y digital, celebración a la que en la Universidad Iberoamericana nos sumamos de forma entusiasta con esta presentación y con las lecturas y análisis que seguramente detonarán en distintas clases y proyectos. Inicia el libro con un texto muy informal y rico en contenido crítico, presentado a manera de una conversación entre Lucero González, a quien ya mencionamos antes, y Angélica Abelleyra, periodista cultural y parte del Consejo Consultivo, donde alrededor de la mesa, compartiendo queso, “pan y vino para andar el camino,” tal y como dice el dicho y como muchas veces sucede en las reuniones entre amigos, comparten sueños y pensamientos, y ambas discuten sobre la importancia del Museo, señalan algunos de sus logros y proyectos, y en donde con una gran honestidad intelectual, gratificantemente congruente con los ideales feministas que sostienen, se revelan también algunas de las situaciones que interpretan como sus limitaciones actuales, tales como la poca participación de mujeres artistas de los distintos estados del país, situación que sabiamente se proponen entonces como una nueva meta y desafío para solucionar y desarrollar en los siguientes años.

El goce y el encuentro al que hace referencia el título de la obra, características de la experiencia feminista entre artistas e historiadoras alrededor del mundo, se ve reflejado así de forma fiel y creativa, en esta original introducción que nos hace participar de una parte del mágico secreto que ha permitido la creación y la persistencia del MUMA a través de estos primeros siete años de vida: el respeto por la diferencia y el trabajo colaborativo y solidario por un bien común, en este caso, el conocimiento y la difusión de la labor de artistas mexicanas con un enfoque de género.

A continuación se incluyen en la publicación testimonios de algunas de las destacadas integrantes del Consejo Consultivo del MUMA: Karen Cordero, Magali Lara, Mónica Mayer, Sylvia Navarrete, Grace Qintanilla, Lorena Wolffer y Ana Quiroz, quienes resumen en pocas palabras sus experiencias personales sobre la importancia de MUMA del que son parte protagónica: “construir una genealogía materna en la historia del arte,” “construir una visión crítica” e “identificar los temas y problemas que afectan la obra y los dispositivos utilizados para su presentación,” la “visibilización del trabajo de las mujeres artistas,” el establecimiento de “un espacio de amistad y solidaridad,” la creación de una “plataforma alternativa,” el “encuentro y el diálogo.”

El libro del MUMA incluye además 3 ensayos, escritos también por artistas integrantes del Consejo Consultivo: Todo sobre mi madre de la artista plástica, Magali Lara; Géneros fluidos de la artista de performance Lorena Wolffer; y Estéticas del disturbio de la artista visual Ana Quiroz, donde, como acabamos de escuchar en la voz de dos de dichas artistas, se abordan temas de gran interés sobre el cuerpo, la maternidad, el género y el arte político, en el que las tres creadoras reflexionan sobre sus propias obras pero también sobre las obras de otras artistas, concepto de por sí original y de gran interés tanto narrativo como historiográfico. Efectivamente, en nuestra disciplina de la Historia del Arte, estamos muy acostumbrados a hablar en nombre de los artistas y muchas veces nos olvidamos de la importancia fundamental que tienen sus palabras, no sólo sobre su propia obra, sino en relación a su entorno y a su propio contexto artístico, pues a través de su propia sensibilidad y perspectiva teórica, nos dan muchos elementos claves para construir una visión del arte contemporáneo más profunda y completa, que la que nos puede brindar nuestra postura y tradición historiográfica disciplinar.

La ubicación misma de los textos en el libro, que parte del análisis de los relatos autobiográficos desde la visión de la maternidad a través del ser hija, para transitar por el análisis de la construcción social del género en el arte (o mejor dicho, de la deconstrucción o desnaturalización de la normalización binaria tradicional), para abordar finalmente algunas de las relaciones entre el arte y la política en artistas mexicanas contemporáneas, ofrece elementos esenciales para la reflexión actual en torno al valor extraordinario que puede tener el arte en nuestra compleja y angustiada sociedad mexicana contemporánea, empañada por la amenaza cotidiana de la violencia de género y de todo tipo, a la que estamos sometidos de forma persistente.

Señala en su texto Lorena Wolffer que el espacio de reflexión y crítica creado por el MUMA no sólo ha dado visibilidad a las mujeres artistas, sino también a “muchas personas y comunidades invisibilizadas en el contexto mexicano” que efectivamente se incluyen en las exposiciones virtuales del museo y en la producción personal de sus artistas. Es así como MUMA, desde su plataforma tecnológica y desde este significativo libro que sin autocomplacencias nos permite conocer algunas de las reflexiones de destacadas artistas mexicanas en torno al arte y al feminismo, descubren y develan aspectos de la experiencia, de la vida real, de la histórica falta de igualdad entre los géneros, pero también entre las clases y las razas, de algunas de las causas sociales de la opresión, no sólo de la ejercida por los hombres a costa de las mujeres, sino de todas las
formas de opresión, y al hacerlo, nos ayudan a preparanos para construir una sociedad más justa.

El feminismo es una forma de pensar, de luchar y de vivir, que pretende que construyamos entre todas y todos una sociedad en que ninguna persona tenga menos oportunidades ni menos derechos que otra a causa de su género, en que nadie sufra represalias ni miedo por vivir la opción sexual de su elección y en que todas las personas puedan tomar decisiones en torno a sus propios cuerpos.

Larga vida a MUMA, a este libro y a muchos otros libros e iniciativas culturales que puedan surgir en el futuro próximo de este tan necesario y significativo museo virtual, de este tan necesario espacio de libertad y de igualdad, creado con la importante misión de difundir y de estudiar la obra y el pensamiento de las mujeres mexicanas en el arte. 


1 Para un estudio detallado de este tema ver en esta misma página mi ponencia Resignificando espacios: los museos de la mujer en México y Buenos Aires, 
7 de junio 2011, XVI Congreso Internacional de Museos, Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, en Biblioteca de MUMA, Museo Virtual de Mujeres Artistas Mexicanas en http://www.museodemujeres.com/es/biblioteca/35-resignificando-espacios-los-museos-de-la-mujer-en-mexico-y-argentina