Rayando: dibujos de Mónica Mayer. Un ensayo a tres voces
Rayando: dibujos de Mónica Mayer.
Un ensayo a tres voces
A Mónica Mayer la conocemos como un artista dedicada al activismo feminista sobre todo a través del arte acción (performance) y como una de las mitades del [grupo “Polvo de Gallina Negra” que conformó con Maris Bustamante, y del dúo “Pinto Mi Raya” que formó con Víctor Lerma]. Mónica organiza talleres sobre arte feminista, trabaja en archivos, hace curaduría y desde siempre, dibuja. Sus dibujos tapizan, casi literalmente, las paredes de su casa: los hay grandes, medianos, chiquitos. Y como Mónica trabaja series, pues son muchos.
[Desde la década de 1970] Mónica […] pertenece al grupo de artistas feministas con un intenso activismo, como es posible atestiguar desde sus trabajos de arte-acción y sus dibujos. De 1978 a 1980, Mónica participó en el Woman’s Building de la ciudad de Los Angeles, California, donde colaboró entre otros en el grupo “Ariadne: A Social Art Network” con Susanne Lacy y Leslie Labowitz. En 1980 recibió de la Universidad de Goddard, en los Estados Unidos, la maestría en sociología con la tesis “Feminist Art: An Effective Political Tool”.
Deborah Dorotinsky
Las dimensiones a menudo desmedidas de los dibujos tempranos de Mónica Mayer--contrastando con la intimidad que suele asociarse con el medio dibujístico—junto con su asombrosa productividad en esos años, plantean un escenario del dibujo como insistencia en dar voz e imagen a la subjetividad y la cotidianidad, como un medio de sobrevivencia que habla de la necesidad imperante del “espacio propio” tan elocuentemente caracterizado por Virginia Woolf en A Room of One’s Own.
La insistencia también en la palabra, haciendo un eco irónico y subversivo del castigo de primaria convencional en que los alumnos tenían que llenar el pizarrón con su reiterada declaración de conformidad, se manifiesta aquí en la repetición de los nombres de los objetos o los fantasmas y estereotipos que rondan en el universo simbólico de Mónica Mayer.
Karen Cordero
Mónica dibuja desde siempre. Es curioso que lo que más le conocemos sea su trabajo de performance y la profusión de dibujos que tiene en su haber sea tan poco considerada a pesar de haber sido exhibida en su momento. En 1980 […] Mayer presentó la exhibición Silencios, vírgenes y otros temas feministas, en el Instituto Anglo Mexicano de Cultura. Varias de las piezas fueron censuradas por los organizadores. Mónica usa en estas obras de técnica mixta el ícono de la virgen Dolorosa para cuestionar, desde el feminismo, los ideales de sacrificio, sumisión, abnegación y asexualidad que la imagen de la virgen representaba. Quizás tácitamente, o quizás no tanto, también cuestiona los ingresos habidos por la iglesia católica a través de la limosna (y el sacrificio de las mujeres) ya que la imagen de la virgen está estampada en una caja de limosnas- fotografiada y fotocopiada y luego adherida al soporte- desde la que traza otros íconos que significan la opresión de las mujeres: la caja de limosnas encadenada a un falo con la palabra “rape” (violación) repetida a modo de marco en forma de corazón; la misma caja flotando sobre nubes, como para indicar un ideal inalcanzable; o con la cruz sobrepuesta sobre la caja y la palabra “rape” repetida varias veces en el soporte.
Deborah Dorotinsky
La artista delibera visualmente sobre sus experiencias subjetivas como mujer- la maternidad, el trabajo, el ejercicio y el cuerpo, la sexualidad-, y la experiencia doméstica colectiva de muchas otras mujeres a través del uso de íconos como la silla, la casa, los hijos, la plancha o el teléfono. Mónica usa a sí misma como modelo, parte de fotografiarse en traje de baño, en pantalones y camisa, con zapatos negros sin tacón, esos zapatos chinos muy delgaditos que parecían zapatillas negras. En los ochenta Mónica transfería al papel copias xerox con acetona y sobre los fantasmas de rayones que el traspaso creaba dibujaba aún más, tramando líneas y engrosando de grafito la superficie de papeles esponjosos, ásperos a la vista. Las figuras no buscan un horizonte donde ser depositadas, existen en escenas en las que flotan creando historias y éstas a su vez se convierten en series que crean una narrativa visual de acumulaciones hoja tras hoja, vehementes y cuidadas al mismo tiempo.
Deborah Dorotinsky
La palabra escrita—en una letra cursiva a la vez controlada y suelta--también invade obsesivamente el espacio de estos dibujos, adquiriendo una fuerza poética enigmática por su separación de una función descriptiva. Enlaza las series de obras, adquiriendo a veces la función de una extraña mantra que se repite de manera aparentemente infinita, a veces aludiendo a actividades que se escapan del control del tiempo calendárico, y a veces a memorias.
La sensación de que asumir el papel de madre transforma todo—tan poderosamente evocada y analizada en el texto de 1974 de Adrienne Rich Of Woman Born (De mujer nacida)—se recrea magistralmente en estas obras sobre papel de gran tamaño, y la sensación de fragmentación que transmiten se refuerza y se reitera en el manejo de los materiales y procesos: collage, cortar y pegar, y a veces coser.
Karen Cordero
En 1987 Mayer expuso en el Museo Carrillo Gil “Novela rosa o me agarró el arquetipo”. Se trataba de 14 series o capítulos que conformaban esta novela rosa, que más bien era negra a decir de Magali Tercero en el propio catálogo. En estos dibujos Mónica es la protagonista, y se le unen serpientes, casas, enseres domésticos, mesas y sillas, caballos, esqueletos, tanques de guerra, pistolas, hachas, vírgenes, su hijo, su padre, su abuelo. […] Se trata de dibujos muy fuertes, con el mismo uso de la transferencia de copias xerox que ya vimos antes, y con la introducción de color y tramados que se extienden incluso a las marialuisas y a los mismos marcos.
Deborah Dorotinsky
La presencia también reiterada de una serpiente rayada envuelta sobre si mismo como madeja, junto con el manejo del negro del grafito y los tonos incendiarios de amarillo, naranja y rojo, sugiere claramente un componente de erotismo inquietante e imponente en la ecuación simbólica de estas obras, aun cuando su apariencia es alejada de los estereotipos de arte erótico del canon masculino.
Karen Cordero
Estas obras dislocan nuestras expectativas compositivas. Perder piso… inestabilidad…son sensaciones corporales que emergen con fuerza innegable, contundente en ellas.
Son obras llenas de cosas, líneas, texturas, objetos, imágenes, y sin embargo nos remiten inexorablemente al vacío, y al deseo.
Karen Cordero
La efectividad que tuvo su trabajo con los grupos Polvo de Gallina Negra y Tlacuilas y Retrateras en los años ochenta, en tanto arte-acción, arte no-objetual y performance feminista, como medio para vincular la producción artística con la vida y con las condiciones de las mujeres, explica en parte la poca atención que han recibido los dibujos de Mónica. Es indudable que parte de la fascinación tiene que ver con la catarsis que los dibujos generan en mí, entre mi experiencia personal como mujer y la de la artista a partir de una voyeurista visita a los imaginarios personales de Mónica, y con el hecho que mucho de lo que plantean sobre la domesticidad, la maternidad y el trabajo aún sean tan vigentes. A treinta años de realizados, realmente su actualidad preocupa.
Deborah Dorotinsky
Los textos de Deborah Dorotinsky provienen del ensayo “Mónica Mayer, dibujos”, de próxima publicación en la Revista 0.
Fotografía: Jorge Alberto Arreola Barraza
Agradecimientos:
Colectivo: Nosotrxs: lxs otrxs--Liliana Marín, Azucena Blanco, Josué Lara, Gerardo Pineda, León Bernal
Víctor Lerma
Yuruen Lerma
Proyecto apoyado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes a través del Programa del Sistema Nacional de Creadores, año 2014.